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En nuestra región es dantesco ver los botaderos de basura, no obstante, es atribución de los Gobiernos Regionales la disposición final de los mismos, sin acción alguna de los intendentes del actual Gobierno y de Municipios, que entre sus competencias tienen también el asegurar un medioambiente digno a las personas.

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En el caso de Rengo debe fiscalizarse la existencia de un botadero municipal en el sector la isla junto al río Claro, donde a metros del mismo ha crecido un campamento donde los niños viven junto a vectores graves de contaminación como lo comprobamos recientemente en visita con dirigentes vecinales y deportivos del sector junto a la ex seremi de Justicia, Joselyn Moyano. Del mismo modo, hemos presenciado zonas de la ribera sur del río Antivero de San Fernando convertidas en botadores clandestinos descontrolados.

Lo de Rancagua es gravísimo e injusto por la alta negligencia del MOP y el Municipio. En el pasado se hizo un plan de manejo del río Cachapoal sector Rancagua, donde se prohibió las grandes empresas de ripieros y se firmó con el Sindicato de Areneros el año 1995 un convenio para el manejo ordenado de escombros lo que ha permitido recuperar más de 100 hectáreas para un futuro mega parque bosque para la ciudad. El convenio es indefinido ya que en su último numeral es explícito que se caducará por acuerdo del Comité Técnico que era conformado por el sindicato, entonces presidente don Eduardo Cáceres y los representantes del Municipio tanto de planificación, DIDECO como Aseo y Ornato. En el número siete, el Municipio se compromete a colocar garitas, alambre de acero para evitar el ingreso nocturno de camiones con basura y contaminantes, así como nivelar con retroexcavadoras para que lo ganado al río se convierta en este espacio público, en coherencia con defensas fluviales.

Tras un cuarto de siglo se ha logrado tener un lugar aceptable para botar escombros, ganar espacio público y evitar un daño mayor al medioambiente y los botaderos clandestinos en el periurbano. Sin embargo, hace una década que el Municipio manejado por la UDI, no colabora con el Sindicato de Areneros de manera sistemática, tampoco ha implementado en la ciudad un sistema de contenedores grandes para la basura mayor por macro barrios, lo que redunda en que al borde del río se metan inescrupulosos por la falta de control. Durante el día los esforzados miembros del sindicato cobran en torno a dos a tres mil pesos por camioneta de escombros, se esfuerzan por reciclar el metal y dejar en zonas bajas los escombros que contienen basura la que no es aceptada en el Relleno La Yesca.

La falta de apoyo Municipal que sí lo hubo en los 90s con personal municipal permanente, ha producido de manera esporádica incendios en el lugar de basura.

El otro problema es que numeroso privados han levantado hasta casas en lo que debe ser el bosque intercomunal y el propietario del almacén La Casera, ha levantado alambradas porque dice ser dueño del borde de río molestando al Sindicato de Areneros en un caso insólito de una posible apropiación indebida. El borde del Cachapoal como se puede de manera simple ratificar por google earth, era un paño de tierra de sólo 80 a cien metros tras la Canoa de Relave y hoy es de 300 metros gracias a la labor de 25 años de acumular escombros tras las defensas que hizo hace algunos años el MOP.

Urge por tanto la labor de la Contraloría para obligar al Municipio a cumplir el convenio y a coordinarse con el MOP, Bienes Nacionales y el MINVU, que proyecte un parque para apoyar la disposición de los escombros, retirar ocupadores de terrenos y dictar una ordenanza pragmática que permita tanto contar con una zona para reciclar lo máximo posible como otra de chipeo y acumulación de podas para compostaje que sea la materia orgánica del futuro bosque parque digno para el sector y la ciudad.

Ruego así mismo investigar el basural por el costado del Cerro Trocalán (Orocoipo) al oriente de los Siete Puentes y antes del relleno La Yesca, por la responsabilidad según la ley de Canalistas, MOP, Gobierno Regional, seremi de Medioambiente, CODELCO que es dueña del paño aledaño y por donde transitan sus camiones subcontratados en diversas materias y los municipios de Machalí, Requinoa y Olivar, por la su responsabilidad en este siniestro panorama que daña el medioambiente y sigue atrayendo toneladas y toneladas según ningún control. Observar dicha realidad y contrastarla con lo que han logrado hacer modestos areneros en el sector Dintrans de Rancagua debiera ser una lección moral para estos actores públicos y empresariales poderosos.

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