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La inteligencia artificial está revolucionando y seguramente será el mayor agente de cambio en los años venideros. Su desarrollo podría permitir el aumento de la productividad, el aumento de la capacidad calificada (se estima sobre un 20%), reducción de la jornada laboral, entre otras posibilidades aún no descifradas y que seguramente en el camino han de surgir.

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A pesar de ser siempre un tema controvertido y con posibles implicancias éticas, es sin dudas una herramienta que perseverará y lo ha hecho muchas veces sin darnos cuenta. Podemos notarlo en cosas muy pequeñas, como el sistema de texto predictivo en nuestros teléfonos inteligentes, que va adivinando lo que queremos escribir. Uno de los primeros campos y que con mayor aplicación actual se utiliza es en la publicidad y marketing. Es posible utilizando algoritmos, llegar a usuarios más específicamente a través de sus búsquedas. Todos hemos notado esa publicidad en Facebook justo de esa bicicleta que estábamos buscando, o ese anuncio de YouTube del viaje que estábamos queriendo hacer.

Si hablamos de las opciones futuras, son muchísimas más y aplicadas a distintas áreas. La creación de alimentos en base a la decisión, algoritmos, causalidad computados a través de estos sistemas es una realidad, siendo un ejemplo de esto la “Not Mayo”. Posibles aplicaciones en el campo farmacéutico, generando sistemas capaces de diseñar de forma autónoma fármacos con mucha mayor capacidad que el diseño humano, salvando vidas, ahorrando costos, etc. Puede utilizarse prácticamente en cualquier ámbito.

Claramente es un campo complejo, en el cual la formación va un paso detrás del desarrollo comparado con otros países, que han estado trabajando en esto hace mucho más tiempo. Es por ello que como país debemos acomodarnos rápidamente al nuevo escenario mundial que esto propone y ayudar a generar las capacidades técnicas para trabajar con esta herramienta.

Si bien se han hecho muchos esfuerzos, debemos mejorar desde las primeras etapas de la formación en estos aspectos. Hoy es posible ver cómo existen talleres de robótica enfocados en niños utilizando Arduino, entre otros ejemplos que van en la dirección correcta. También existieron los Saturdays.AI que fomentó el desarrollo de capacidad en esta área de forma gratuita (personalmente estoy esperando que abra otra sesión para participar). Sin embargo, estas medidas aisladas deben también ser reforzadas por un plan más estructurado para mejorar estas capacidades y por medidas que apoyen a la innovación que apuesten por nuevas alternativas desarrolladas por estudiantes, profesionales y distintos agentes de la sociedad.

Mucha gente se cuestiona si con esto el empleo disminuirá, o que posibles consecuencias pueda tener, pero tal como ocurrió en la primera revolución industrial, donde el trabajo manual fue paulatinamente reemplazado por maquinaria, también habrá un cambio laboral por parte del ser humano. Por último, debemos considerar que es un progreso que no podremos frenar a causa de pensar en el posible desempleo que esto pueda generar. Este tipo de pensamiento a nivel de país podría hacer que nuevamente quedemos bajo el carro del desarrollo, por lo que nos desafía rápidamente a ponernos a tono.

Seguramente la IA se apoderará de buena parte del quehacer actual de la industria, pero también abrirá nuevas y mejores oportunidades. Si hace 50 años atrás alguien dijese que hoy en día todos trabajaríamos con un ordenador, o que existiría la posibilidad de trabajar desde la casa, o que puedes hacerte millonario jugando videojuegos seguramente se hubiese tomado por loco.