*Por Juan Cristóbal Romero, Gerente General de Fondo Esperanza

Cada día más parejas están compartiendo los roles que tradicionalmente fueron asignados exclusivamente al hombre y a la mujer. Este proceso se acentúa en los sectores más vulnerables donde la necesidad de multiplicar las fuentes de ingreso ha estimulado la entrada de la mujer al mundo del  trabajo. Ante la menor presencia de la mujer en el hogar, muchos hombres, junto con contribuir con dinero, han debido asumir el cuidado de la casa y de los hijos en igualdad de condiciones a las de sus parejas. En vista de este nuevo desafío, no es difícil encontrar hombres que opten por iniciar actividades independientes que les permitan administrar mejor su tiempo, compatibilizando así ese doble rol.

Es un hecho evidente que la motivación por autoemplearse es cada vez mayor. En 2005, según el informe nacional GEM, solo un 9% de la población tenía intención de emprender. En 2012, un 43% de los chilenos desearía iniciar su propio negocio. La última Encuesta de Emprendimiento del Ministerio de Economía señala que 1,7 millones de trabajadores declaran ser emprendedores, lo que equivale a cerca de un 40% del empleo en Chile. Un 81% de ellos está casado o conviviendo. En su mayoría son hombres que asumen el rol de jefes de hogar (62%). Pese a este fuerte interés por  iniciar actividades independientes, el sector del emprendimiento enfrenta un conjunto de dificultades que están limitando su desarrollo. Si partimos del hecho que sólo el 50% de los emprendimientos están registrados en el SII, es posible inferir la precariedad del sector. Asimismo, el acceso a financiamiento es sumamente reducido. Entre todos los bancos, cooperativas y ONGs especializadas en microcrédito productivo, apenas se cubre el 25% de los emprendedores de Chile. Un último obstáculo para el desarrollo del sector es el mínimo acceso a instancias de capacitación.

Hoy, al estar celebrando el Día del Padre, es fundamental tomar conciencia de la difícil realidad que viven esos miles de padres que han elegido el autoempleo como una estrategia de generar ingresos y apoyar en la crianza de sus hijos. Sin una política pública que dé sustento al sector, sin un mercado fortalecido que facilite el acceso al crédito productivo, sin una red que fomente el desarrollo de mejores competencias, estamos limitando el crecimiento de una parte muy importe de las familias chilenas.