Vacaciones de invierno en Pichilemu y Paredones: Mucho más que surf

Vacaciones de invierno en Pichilemu y Paredones: Mucho más que surf

13 Julio 2019

Conocer las únicas salineras marinas de Chile, visitar granjas educativas además de pescar a orilla de playa, son algunos de los atractivos de la zona.

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Una temporada corta de vacaciones invernales en la zona de Pichilemu y Paredones puede reunir actividades tan diversas como hacer la ruta de la sal, para conocer todo el proceso productivo de las únicas salineras de mar que hay en Chile; visitar una casa museo, en la antigua estación de trenes de Pichilemu; conocer dos granjas de crianza de animales, en las que los niños pueden interactuar con animales de campo, como vacas y corderos, pero también otros exóticos, como jabalíes y emúes o darse un paseo de pesca a orilla de mar para sacar corvinas en Bucalemu. 

Eso porque la zona es mucho más que surf, deporte por el que es conocido mundialmente este territorio. 

Todas estas actividades, y otras varias, forman parte de los atractivos turísticos que se han potenciado en los últimos años en torno a las salineras de Cáhuil y Lo Valdivia, gracias a un proyecto ejecutado por la Universidad Central y financiado por el Gobierno Regional a través del Fondo de Innovación para la Competitividad y su Consejo Regional y enmarcado en la Estrategia Regional de Innovación. 

Salineras prehispánicas 

Habitualmente se relaciona la sal con el Norte Grande, pero a 200 kilómetros de Santiago existen las únicas salinas marinas de Chile. Se trata del pueblo costero de Cáhuil, donde desemboca el estero Nilahue y recorre, sucesivamente, las localidades de Barrancas, La Villa y El Bronce, terminando en las salinas del sector de Lo Valdivia, en la comuna de Paredones. Todos los inviernos el mar sube por el estero, inunda unas especies de piscinas llamadas cuarteles y luego se retira en primavera decantando sal. En ese momento los salineros, retiran la sal con palas de madera, la trasladan en carretillas y luego la ensacan para posteriormente venderlas. Conocer la zona y esta actividad que comenzaron los pueblos prehispánicos, es el objetivo de los circuitos que ofrece el Centro de Turismo Mónica Cornejo. “En esta época de invierno se pueden conocer los cuarteles donde el mar está decantando la sal, porque aún no es la cosecha, y también ver a los salineros y comprar su producto, además de disfrutar de los hermosos paisajes de esta zona”, comenta. 

Jabalíes, Emúes y vacas

La motivación por la que César Marín creó el Campo Educativo Ramar, ubicado a 25 kilómetros del centro de Pichilemu, fue preservar la vida campesina para sus hijos. “Este terreno estaba cubierto de zarzamoras, pero lo despejamos, respetando el bosque nativo y construimos la granja, para que los niños no se perdieran este tipo de vida que está desapareciendo con la expansión de las ciudades”, cuenta Marín. En sus corrales tiene, además de caballos y ovejas, emúes, la segunda ave más grande del mundo, después del avestruz, ciervos, llamas, cabras boers sudafricanas, patos americanos, ganzos, entre otros, muchos de ellos con crías. “A los niños les encanta verlos y alimentarlos”, explica Marín. Un tour por la granja, que está disponible entre las 10:00 y las 17:30 horas, sale $4.500 para los niños y $5.500 para los adultos. El Campo Educativo Ramar está ubicado en el sector de La Aguada, a quince minutos en auto del centro de Pichilemu (en Instagram, Ramar Chile).

Una experiencia parecida es la que se puede vivir en la Granja Interactiva Jabatos, ubicada a 15 minutos de Pichilemu. En este caso el protagonista es el jabalí y sus crías, los jabatos, además de vacas, caballos, ovejas y cabras, muchos de ellos de pocos meses, lo que los hace muy atractivos para los niños. “Tenemos una piara de 13 jabalinas con un macho y varias crías, que son animalitos que en Chile no se conocen mucho y acá pueden interactuar con ellos”, cuenta Electra Meledandri, dueña de la granja. Está ubicada a 2 kilómetros de la Iglesia Ciruelos, entre el cruce Pampa y el cruce Pañul. 

Pesca a orilla de mar 

Sacar una corvina por primera vez es una experiencia adrenalínica, porque la tranquilidad de estar a orilla del mar se ve interrumpida por una pelea de varios minutos con el pez. Vivir esa experiencia para los novatos o repasarla, en el caso de los avezados, es el servicio que ofrece la empresa Pesca Tour Bucalemu, que realiza tours de pesca en las playas de Pichilemu, Bucalemu y Boyeruca, abundantes en corvinas, lenguados y robalos. “Yo los llevo en camioneta y les entrego todos los implementos, en una jornada que puede variar en medio día o día completo, de 7:00 a 20:00 horas”, cuenta Eusebio Pérez, dueño de Pesca Tour Bucalemu. “La jornada la terminamos a orilla de mar, frente a la puesta de sol con una copa de champaña en la mano”, agrega.

Las salidas, que se hacen en los días en que la marea es apta para la pesca, tienen precios que fluctúan entre los $10.000 y los $40.000 (Pesca Tour Bucalemu). 

Turismo ferroviario 

Pichilemu fue, varias décadas atrás, un famoso destino ferroviario, el punto terminal de un recorrido que partía en San Fernando y cuyos orígenes se remontan a 1926. La antigua estación es uno de los atractivos que se pueden conocer en la zona, casa que hoy opera como museo. Ahí se pueden ver, detrás de vitrinas cuidadosamente ordenadas, todos los elementos que constituían el oficio de jefe de estación, desde documentos hasta clavos y durmientes de roble. “El antiguo comedor del jefe de estación lo transformamos en un pequeño museo, en el que no sólo hay elementos ferroviarios, sino también una colección de fotografías y de elementos que hablan de la historia de Pichilemu”, cuenta Mónica Cornejo, dueña del Centro de Turismo Mónica Cornejo, que opera en el lugar.

Además del tema ferroviario, hay una sala especial con los elementos de trabajo de los salineros de Cáhuil, con palas de madera, sacos y otros productos de estos trabajadores que fueron declarados Tesoros Humanos Vivos por el Consejo de Monumentos Nacionales en el año 2011. 

El surf en Punta de Lobos 

Un destino clásico de la zona es Punta de Lobos, lugar en el que se desarrolla una de las fechas del campeonato mundial de Surf. Hasta ahí llega uno de los programas ofrecidos por Turismo Humedal, emprendimiento a cargo de Rosalía González. “En esta playa se arman olas de hasta catorce metros, nivel ideal para realizar la fecha del circuito mundial”, explica González. La empresa también presta servicios para el programa para la tercera edad, de Sernatur. “Pichilemu tiene la gracia de que reúne todo, historia, campo y mar. Vale la pena conocerlo”, dice González. 

Para mayor información www.facebook.com/turismosalinero/