El 25 de diciembre de 1960 ocurrió la terrible matanza de las hermanas Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal, en República Dominicana. Treinta y nueve años más tarde, en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió declarar este día como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fechas que es conmemorada cada año en nuestro país, y por supuesto en Rancagua.

Para ello, y tomando en cuenta que el día caía un domingo, se realizó en el Salón Auditorio de la Municipalidad de Rancagua la conmemoración de esta importante fecha. La ceremonia estuvo presidida por el alcalde de la comuna, Eduardo Soto, y la seremi del Sernameg, Marcia Palma, y contó con la presencia de diversas mujeres de Rancagua y otras comunas de la provincia.

La actividad comenzó con la premiación de los 25 hombres y mujeres que realizaron la capacitación para ser monitores contra la violencia a las mujeres, la mayoría funcionarios de salud, y dirigentes sindicales y territoriales. Seguido vino el momento más emocionante de la jornada, ya que seis valientes mujeres que fueron víctimas de violencia de sus antiguas parejas contaron sus espeluznantes casos, que afortunadamente terminaron de buena forma gracias a la ayuda de la Oficina de la Mujer de Rancagua. Posteriormente se realizó un número artístico.

“Cuesta un poco hilvanar ideas después de escuchar seis testimonios tan heterogéneos, de todas las edades, de diversas nacionalidades, profesionales, que se atrevieron a contar sus testimonios de que no se daban cuenta que estaban siendo agredidas. Hoy los agresores tienen que tener cuidado, porque las mujeres se están atreviendo a decir lo que les pasa, y la sociedad está teniendo un rol protagónico. La violencia contra la mujer es como un cáncer, o te paras y luchas o te mueres, porque la violencia finaliza con un femicidio”, indicó la seremi de Sernameg, Marcia Palma.

Uno de los participantes del taller de formación de monitores, el sindicalista de Cartocor, Gonzalo Olave, señaló que “nosotros nos hemos dado cuenta de que tenemos que tomar este tema con más seriedad. Como hombres tomamos la iniciativa, porque somos los principales agresores, somo los mal mirados. Para nosotros (el taller) es importante para poder aprender y canalizar, y así intentar solucionar si alguno de nuestros compañeros está ejerciendo violencia”.  

Su compañera de curso, la nutricionista del Cesfam de Machalí, Ivania Luengo, agregó que “es importante realizar estos talleres de perfeccionamiento para monitoras, para así prevenir. Aquí somos varias funcionarias de atención primaria (APS), por lo tanto, nos llegan muchos casos a los Cesfam y a los Cecosf, y es una tarea que tenemos que realizar en conjunto. Ni la mujer ni el hombre están solos”.