Narrativa y simbolismos mapuche: Sigamos construyendo puentes

Narrativa y simbolismos mapuche: Sigamos construyendo puentes

09 Septiembre 2020

Un puente no puede ser construido en tiempos de guerra, ni tampoco desde una sola mitad, requiere la coordinación específica de las dos partes que planean conectarse. Es por supuesto, un desafío y una iniciativa de buena voluntad, basada en la intención y promesa del beneficio mutuo.

Álvaro Román >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Uno de los conceptos más bellos de nuestra civilización, es el resultado del desarrollo de nuestra habilidad resolutiva, la capacidad de cooperación, el trabajo en equipo, la visión de futuro y la genialidad, que concluye en el proceso creativo de los puentes. 

Te puede interesar: La importancia del respeto: El milagro de la existencia

Así es, de los puentes. Todo el concepto de la construcción de un puente, está cargado de profundos simbolismos que representan lo mejor de la raza humana. 

- ¿Cómo tanto?, dirás tú. 

Un puente es el resultado de la compleja cooperación de dos partes que se encuentran desconectadas y que deciden trabajar en equipo para llevar a cabo una obra compleja con el fin de eliminar la brecha que los separa. Un puente no puede ser construido en tiempos de guerra, ni tampoco desde una sola mitad, requiere la coordinación específica de las dos partes que planean conectarse. Es por supuesto, un desafío y una iniciativa de buena voluntad, basada en la intención y promesa del beneficio mutuo. 

Qué hermoso que la raza humana sea capaz de hacer algo tan noble como ello.

Por ejemplo, lo primero es que las dos partes que se unen, deben estar perfectamente alineadas desde el principio, porque lo más importantes es conocer con exactitud hacia dónde se va a construir y en qué dirección se instalarán los cimientos que darán el soporte que antes no existía. Colaboración neta, precisión, ingeniería y creatividad. 

Desde el momento en que un obstáculo que divide un camino supera el largo de un paso, es requerida precaución o ayuda para continuar el avance, y la precaución o ayuda requerida para continuar ese avance, aumenta proporcionalmente según el largo del paso que haya que dar para llegar al otro lado. Esto puede resultar en un bastón, un salto, una cuerda, la mano de un amigo, la mano de muchos, pero la máxima muestra de todas, la constituye el proceso constructivo de un puente.

De ahí viene la importancia y la dificultad de la construcción. No es cualquier cosa: Es un esfuerzo colaborativo demasiado complejo como para hacerlo mal.

Si nunca lo has intentado, cruzar un río sin puente es una aventura reservada para los valientes. Porque incluso con apariencia de quieta, el agua ejerce una fuerza difícil de contrarrestar, te toma y te lleva. Mientras lees estas palabras, con toda seguridad en algún lugar del mundo hay alguien que está intentando llegar al otro lado y no lo va a lograr.

Por eso sentí felicidad cuando vi las primeras imágenes del proyecto del Treng Treng y Kay Kay: Un desafío de la ingeniería, y con un valor estético fuera de lo normal, de lo barato, de lo útil y de lo usual. Un puente que representa un significado emblemático para una región demasiado golpeada por las penurias y la adversidad no puede ser más que una buena noticia. (Puente que unirá Temuco y Padre Las Casas).

Por otro lado, mientras mayor sea el desafío de la ingeniería y el valor estético que aporte, mayor es también el atractivo que su presencia genera a lo largo de todo el mundo. Como formaría parte del patrimonio mundial de las buenas ideas, tendría su lugar en el mapa. De todo el mundo vendría gente a fotografiarse con el Treng Treng. No solamente la estructura en si misma se convertiría en una postal, sino que generaría la obligación y responsabilidad de embellecer los alrededores y la ciudad en general. Así es como debiese ser el diseño de las ciudades, orientado a la calidad de vida. Por eso le haría tan bien a una ciudad como ésta, que tiene más centros comerciales que plazas. 

San Francisco también tuvo la obligación de estar a la altura de su Golden Gate. 

Por eso se me rompió el corazón cuando falló la obra, porque me recordó que aún somos ese niño inmaduro y malcriado que por falta de entendimiento, claridad, visión de futuro y sentido común, rompió un juguete que había sido un hermoso regalo. Por supuesto que era necesario que apareciera algún hermano mayor a terminar la obra, porque un puente es un esfuerzo demasiado complejo como para hacerlo mal, solo que como castigo, ya no recibiremos más regalos como éstos y tendremos que seguir soportando aburridos y desechables juguetes de plástico, hasta que demostremos que somos niños grandes y ya aprendimos a comportarnos.

Una vez que el puente haya sido terminado y podamos verlo con orgullo y admiración, volveremos a recordar lo capaces que somos y la importancia de incluir la belleza como un factor fundamental en todo lo que hacemos.