Las prácticas religiosas paganas en nuestros días

Las prácticas religiosas paganas en nuestros días

28 Febrero 2013
En el cristianismo eclesiástico, este culto se ha eternizado con el cuerpo en la cruz, algo tan corriente ya, que tan sólo a unos pocos les llama la atención lo extraño que es ciertamente la adoración de una imagen de un cadáver sangrante.
Juan Lama Ortega >
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El culto religioso católico en el que los huesos de los difuntos son honrados y también usados para "curaciones milagrosas", se revela como la continuación de una magia pagana y ancestral. Muchos pensarán al leer esto que eso sucedía antiguamente y que en la actualidad la iglesia nada tiene que ver con esto, pero nada más lejos de la realidad, es más, en cada altar católico debe estar incluido el fragmento de un hueso de un santo, para que allí se pueda celebrar el "santo sacrificio de la misa", que es realizado como recordatorio del “sacrificio de sangre de Jesús”.

Quien quiera tomar en serio las enseñanzas de la Iglesia debe creer sin dudar, que el sacerdote ante al altar mediante determinadas palabras ("hoc est enim corpus deum" de donde proviene la expresión "hocus-pocus"), transforma realmente la hostia en carne y el vino en sangre de Cristo, ya que quien no cree en ello, desde el concilio de Trento en el año 1551, está condenado eternamente.

El sacrificio de la crucifixión de Cristo repetido por el sacerdote día a día, año a año, siglo a siglo, pierde todo su sentido desde el momento que para esta misma institución, hace más de 2000 años que Jesús resucitó; esta repetición ritual de muerte de Jesús no tiene ninguna relación con Cristo desde el momento que fue basado en cultos primitivos de ofrendas donde para apaciguar a una aparente divinidad airada, eran ofrendados personas y animales.

Esta horripilante imaginación implantada por san Pablo en un cristianismo en formación, venía a decir que Jesús de Nazaret se ofreció en sacrificio de sangre para limpiar a los hombres de sus pecados y que Dios necesitaba a Su hijo como una víctima que pudiera ser sacrificada: un denominador común en casi todas las religiones de misterios y usado para supuestamente liberar a las personas de sus pecados.

Pero el punto culminante del culto de misterios de acuñación pagana es la comunión, en la cual el sacerdote y el creyente comen y beben la carne y la sangre de Cristo, algo que en nada difiere de la costumbre de los cultos de Mitra y Osiris. En Egipto como parte del rito era bendecido un bizcocho y con ello transformado en la carne de Osiris, enseguida este bizcocho era comido acompañado por vino. La costumbre de comer la carne de un dios, tiene un origen caníbal. Sacerdotes paganos se comían parte de todas las víctimas, también carne humana. De hecho la palabra caníbal se remonta a la palabra cahna-bal es decir, "sacerdote de Baal".

También la mística de sangre del viernes santo, está emparentada con el culto a Osiris y también al culto de Attis. Porque allí también existió un "día sangriento", en el cual se paseaba a una imagen del dios fallecido fijada a una pértiga. En el cristianismo eclesiástico, este culto se ha eternizado con el cuerpo en la cruz, algo tan corriente ya, que tan sólo a unos pocos les llama la atención lo extraño que es ciertamente la adoración de una imagen de un cadáver sangrante, con lo que se podría llegar a la conclusión de que con el hombre muerto en la cruz quizas se pudiera pretender hacer una burla del Cristo resucitado.