Más de tres toneladas de alimentos no perecibles y 25 funcionarios municipales de Graneros, dispuestos a trabajar en el despeje de calles y viviendas, se trasladaron hasta la Región de Atacama para ir en ayuda de los miles de damnificados, que aún sufren los estragos del aluvión.

El periplo que se inició el viernes recién pasado, tuvo como inicial destino, Tierra Amarilla, comunidad distante a 20 kilómetros de Copiapó. El panorama allí, es desolador. Al barro y la gran contaminación, se suman los problemas sanitarios, la escasez de agua y electricidad, que mantienen a este lugar, como una de las zonas con más problemas.

“Realmente estamos muy agradecidos del gesto del alcalde de Graneros. Acá son muchas e infinitas las necesidades y que ustedes hayan viajado desde tan lejos para estar con nosotros y compartir las labores de ayuda, habla del espíritu que seguramente debe caracterizar a todos los vecinos de vuestra comuna”, señaló el Administrador Municipal de Tierra Amarilla, Jaime Bahamondez.

Tras esta breve detención, el grupo se dirigió hasta Copiapó. Y ya en el acceso principal a la ciudad, se observó la magnitud real de los daños. Vehículos volcados en el lodo, casas y postes del alumbrado público en el suelo. Desaparecieron las avenidas, el alcantarillado y las aguas servidas corren por los caminos, generando peligro de infecciones y mal olor.

Un escenario que provoca tristeza e impotencia, que se suma a la nula ejecución de un plan de emergencia, donde las autoridades, según los propios afectados, han desparecido. “Acá estamos abandonados a nuestra suerte. Ustedes han sido los únicos que se han acercado a prestarnos ayuda. Y me emociona que sean de Graneros, una localidad tan distante pero que han entendido el dolor por el que estamos pasando”, indicó Victoria Lama, habitante de calle Los Carrera.

Para el cierre de un fin de semana solidario, el edil de la “Nueva Ciudad”, visitó un albergue para llevar huevitos de pascua a los niños. “Sin duda que esta experiencia va a quedar en la retina de todos los que vinimos a la III Región. Quizás nuestro aporte es ínfimo en comparación a lo que verdaderamente se necesita. Pero queríamos estar aquí y traer nuestra cooperación sin intermediarios, pues hemos constatado en terreno, que muchas veces los alimentos y especialmente el agua, se juntan en los centros de acopio y no se distribuye con la rapidez que la gente lo demanda. Optamos por esta forma de hacer las cosas y creo que no nos equivocamos, porque fuimos fieles representantes de toda la comunidad granerina”, concluyó Segovia.