Espacios urbanos: La importancia de las áreas verdes en el bienestar de las personas

28 Julio 2020

Según estudios el ser humano “necesita” del paisaje natural para mantener su equilibrio mental. Existen estudios al respecto que se refieren a la curación a través de químicos que los bosques expelen de forma natural y que beneficiarían la salud mental.

Mariela Moya >
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A medida que el mundo ha ido creciendo de forma económica, política y humana, se ha ido sobrecargando y deteriorando proporcionalmente nuestro entorno, bajando nuestra calidad de vida y poniendo en peligro el medio ambiente para futuras generaciones.

La sociedad desarrolla su economía ignorando los límites del ecosistema y no solo es cuestión de ecologistas, sino que se trata de todas las áreas que afectan la vida del ser humano, tales como política, economía, ecología, arquitectura, educación, etc. En ese sentido, debemos tomar medidas para conservar nuestro planeta en equilibrio, pues mañana podríamos quedarnos sin las fuentes de nuestra existencia, “los recursos”. Aún no se reconoce en ningún ámbito que la base de las decisiones productivas está en los ecosistemas que sostienen el capital de recursos no renovables y renovables.

La forma en que se ha dividido el uso de recursos entre los distintos estratos sociales o individuos, muestra un desarrollo económico con evidente inequidad, mientras un pequeño porcentaje de la sociedad  goza de una afluencia desconocida hasta ahora, en el libro “Nuestra huella ecológica”, se explica que el 20% de los altos ingresos, se lleva a casa más de 60 veces, lo que gana el 20% más pobre y esa brecha ha crecido cada año, duplicándose en los últimos 30 años. Según este libro, el incremento en el consumo de energía y materiales per cápita, recientemente ha crecido más que la población humana. Una economía imparable pareciera estar en la ruta de la colisión con una ecósfera inamovible.

La composición urbana, se ha visto afectada en la densificación del territorio, induciendo la disminución de áreas verdes y terrenos productivos, haciendo descender de forma dramática el paisaje “verde” al interior de las ciudades, provocando problemas de forma transversal como inundaciones, aumento en el diagnóstico de estrés en la población, entre otros. 

Las áreas verdes de condominio y poblaciones de clase baja, media, media – baja, y media –alta, están por debajo de los requerimientos con estándares mundiales y los parques urbanos son vistos como una fuente de gastos que se evitan asumir. La exigencia legal de áreas verdes a loteos y condominios se define en el  Art. 2.2.5 de la Ordenanza de Urbanismo y construcción, el cual calcula las áreas verdes en proporción al terreno construido, es decir la densidad y cantidad de usuarios no juegan un rol determinante en el resultado de la cantidad de áreas verdes exigidas y los requerimientos del diseño de estas resulta deficiente e insuficiente en superficies, así como  también la sustentabilidad y coherencia , lo cual aumenta los costos de mantención de las mismas.

La inequidad que permite la norma, se puede ver claramente en un ejemplo, un loteo de estrato ABC1 y C2 de hasta 70 habitantes por hectárea será de 10m2 por habitante, pero en estratos más bajos donde la densidad por m2 aumenta notablemente y los espacios de las viviendas son pequeños, las áreas verdes mínimas exigidas son de 1,5m2 a 1,1 m2 por habitante, por lo que se deduce que en loteos donde hay una mayor densidad, existen menos áreas verdes, pues se calcula en pos de la superficie construida y no de la densidad poblacional, además de lo anteriormente mencionado, falta una regularización de escala de áreas verdes, dependiendo del lugar en que se construyan, un mayor control y por ende planificación de estas.

De acuerdo a algunos estudios psicológicos, el ser humano “necesita” del paisaje natural para mantener su equilibrio mental, incluso existen investigaciones que profesan la curación a través de químicos, que bosques expelen de forma natural y que el cerebro humano necesitaría. El estrés, una de las principales enfermedades del siglo XX, podría ser ampliamente evitada; si cada ser humano tuviese una porción de naturaleza mayor a la que actualmente existe, un espacio de ocio donde pasear o un lugar de reunión al aire libre, espacios, que hoy en día, las ciudades tienen olvidadas, y que debiesen ofrecer.