"Con autógrafos no más, sin autógrafos no firmo ninguna cuestión", dijo Raúl Schüler a las cámaras tras declarar por primera vez ante la Fiscalía de Rancagua. No obstante, el sentido del humor no le duró mucho, y mientras trataba de hacerse paso para llegar a su auto, le espetó a uno de los reporteros “¡ya córrete, pueh!”.

Tras declarar dos veces, el juez de garantía de Graneros determinó que el polémico empresario quedará con las medidas cautelares de arresto domiciliario en su departamento en Providencia y arraigo nacional, en una investigación que se extenderá por 180 días.

Schüler fue formalizado por receptación de obras de arte protegidas. Un total de 21 estatuas robadas fueron descubiertas en su hacienda en San Francisco de Mostazal, además de numerosas reliquias patrimoniales.

El empresario ha asegurado que desconocía totalmente que las estatuas que poesía fueran robadas, asegurando que las adquirió en negocios en Valparaíso, en el Barrio Franklin y en el Parque Los Reyes, en Santiago. Todas ellas fueron compradas “un mercado establecido y no tenía por qué sospechar nada malo”, aseguró Schüler, según consignó El Dinamo.

El empresario aseguró tener cerca de 100 estatuas, y recalcó que “nunca las he mantenido ocultas. De hecho, he permitido que se filmen películas, se hagan reportajes fotográficos y especializados en decoración en los cuales se han fotografiado muchas de mis estatuas, incluso algunas de las que han sido incautadas, lo que a mi juicio permite demostrar que nunca sospeché siquiera que tuviera una procedencia ilícita. Me imagino que si alguien supiera que tiene cosas robadas no las mostraría o no permitiría que se exhibieran públicamente como yo lo permití”, consignó el mismo medio.

Su defensa fue más allá y aseguró que no todas las 21 estatuas son robadas, asegurando que algunas están siendo confundidas. “Todas son estatuas de mármol de carrara. Vayan ustedes a los cementerios de acá. Son todas las estatuas iguales, porque mármol de carrara era una fábrica. Hacían miles y miles todas iguales”, sostuvo Ximena Burón, escultora y amiga del empresario a Tele 13. “Si usted va a un remate, por ejemplo, le dicen “lote 5, lote 6, lote 10”, qué se yo. Y él generalmente delegaba un poco en eso porque él no quería salir de su hacienda”, agregó Burón.

El abogado del empresario, Carlos Cortés, se valió justamente de algunas de las películas aludidas por Schüler, además de revistas para demostrar que varias de esas piezas estaban en su hacienda mucho antes de que se reportaran desaparecidas las estatuas del Cementerio General y del cerro Santa Lucía.

Lo anterior, no obstante, no explica cómo obtuvo objetos del Museo de Arte Colonial en Santiago, entre otros. “En este país destruyen todo, no hay memoria de nada. Yo quería conservar este patrimonio (…)"Tenía un proyecto de vida y una de mis maneras de sentirme realizado era dejar todo esto como herencia" agregó el empresario.

“Es claro que él no podía ignorar el origen de estas especies. Los únicos franciscanos de la Alameda son los que están hace 400 años en San Antonio con Alameda”, declaró Felipe Rojas, abogado del convento de  los franciscanos.

La fiscalía avaluó en más de $ 275 millones las reliquias que Schüler tenía en su poder y que el imputado “no pudo desconocer el origen robado de las mismas, toda vez que se ha declarado públicamente como coleccionista de arte y antigüedades”. Y agregaron que arriesga penas de hasta 5 años y un día de cárcel.

Vampiros y dictadura

Entre las películas que se grabaron en la hacienda (y donde se ven brevemente algunas de las polémicas estatuas) se cuentan La mansión Nuncinger (2008), del difunto cineasta Raúl Ruiz, una película de vampiros y fantasmas que comparten con los protagonistas en la tétrica mansión que Ruiz ambientó en la hacienda del empresario.

También fueron filmadas un par de escenas de Misterios de Lisboa (2010), y del clásico ochentero Sussi (1988), ambas del director Gonzalo Justiniano.  “Raúl Schüler se portó muy gentilmente hasta que se enteró que Jaime Celedón actuaba en la película. No le pareció que hubiera alguien relacionado con políticos opositores al régimen y nos echó”, declaró el director a The Clinic, y agregó que “Por eso no pudimos ocupar los interiores de la casa. Sólo filmamos en los jardines de afuera. Era la última escena de Sussi, con Marcela Osorio. Mientras rodábamos nos gritaban que nos fuéramos”.