Cine: “Somewhere”, Todos estamos solos

Cine: “Somewhere”, Todos estamos solos

23 Marzo 2011

Hablar de la soledad siempre es complejo, porque es un estado que se vive, como su palabra lo dice, solo. No hay nada más íntimo que la soledad y cada cual vive la suya de forma diferente.

Revista Sangría >
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Johnny Marco parece tenerlo todo. Actor de películas de éxito, chico malo de Hollywood, su vida es un devenir de fiestas, mujeres y lujo. Para afuera, toda una estrella, pero al mirar un poco más detenidamente, Johnny es más bien un cuerpo celeste opaco, un asteroide en una órbita que fluctúa entre la velocidad de los excesos, y la lentitud de sus horas desocupadas, que se arrastran lentamente.

Un ser solitario que da vueltas, como representa tan acertadamente la escena inicial, en una vida vacía, donde, tras las luces y las cámaras sólo está la soledad de unos días que pasan en su hotel de Los Ángeles sin mayores distracciones que unas tensas sesiones fotográficas, bizarras conferencias de prensa y pruebas de maquillaje. Una vida rutinaria que Marco trata de llenar con emociones enlatadas, como las gemelas bailarinas del caño, que tratan de animarlo con una coreografía que resulta tan lánguida como la propia de vida de Johnny. Un día como cualquier otro, Marco es despertado por su hija Cleo, con la que intuimos tiene una íntima relación, aunque pasen la mayor cantidad del tiempo alejados. Lo que partió como una visita ocasional se transforma después en la oportunidad de que padre e hija pasen una temporada juntos, antes de que vuelvan a separarse.

La aparición de Cleo es el gran quiebre en la historia, ya que es el momento en que la vida Marco se transforma en algo real, dentro del juego de apariencias en el que vive. Su hija se transforma así en la fuerza que saca a Jonhy de este loop en que se ha transformado su vida. Cleo es el impulso para tomar un nuevo rumbo. Sofia Coppola regresa, después de “María Antonieta”, al registro más íntimo y contemplativo de “Lost in Traslation”. Tomando como escenario un mundo que debe conocer bastante bien, siendo hija de quién es, y metida en el mundo del cine desde que tenía pocos meses de vida, la directora se decide a aislar bien su discurso desde el principio: ésta es una historia sobre la soledad, no sobre cómo es la vida de una estrella de hollywood. Y hasta pareciera que la intencional inclusión del micrófono en las tomas donde sale Marco, antes del ingreso de Cleo a la historia, funcionara como una declaración de principios: la vida de Johnny sin su hija no es real, porque nada en ese mundo lo es.

Hablar de la soledad siempre es complejo, porque es un estado que se vive, como su palabra lo dice, solo. No hay nada más íntimo que la soledad y cada cual vive la suya de forma diferente. Lograr una identificación con ese sentimiento en la pantalla es algo muy difícil, y Sofía lo logra con creces. Tanto en las situaciones en sí (esos largos planos en que Marco toma una cerveza sentado, en silencio, mirando a la nada, o cuando come solo en la mesa), como en su contraste en relación a los momentos que viven padre e hija. Con una sutileza sobrecogedora, la directora hace que el personaje de Cleo sencillamente ilumine la vida del protagonista y la película entera, con su presencia tierna y encantadora. Somewhere es una película de momentos, no de situaciones. Los personajes hacen cosas, les pasan cosas, algunas muy bizarras, y la narración se mantiene en curso, pero lo que verdaderamente cuenta la historia son los momentos en que pareciera que no pasa mucho, cuando en realidad nos están hablando de las cosas que realmente importan.

Padre e hija disfrutando de un helado en la cama, mientras ven una repetición en italiano de Friends, el rostro iluminado de Marco al ver patinar a Cleo, el tocando el piano mientras ella duerme en un sillón en la última noche que pasarán juntos. Como la vida, que se construye de esos momentos no-tan-espectaculares, que juntos, en suma, logran los grandes cambios, como la gota que perfora la piedra. En otras manos, con otra historia y con otros personajes sería una secuencia insufrible de lentas escenas, aquí se logra una identificación sorprendente con un personaje improbable, una estrella de cine. Sofia Coppola, como lo hizo su padre con sus más grandes películas trabaja con las esencias. Y eso, siempre construirá un relato que nos tocará el corazón, sin importar todo lo alejado que estemos del personaje central. Todos estamos igual de perdidos en algún punto de nuestras vidas. Y más veces de las que nos gustaría reconocer, todos estamos igual de solos.