Caso Yerko Puchento - Andrés Caniulef: La defensa corporativa y las minorías privilegiadas

Caso Yerko Puchento - Andrés Caniulef: La defensa corporativa y las minorías privilegiadas

18 Enero 2013
Que el “Puchento” se mofe de uno del millones de los miembros de esa etnia que podría tener una “opción sexual” distinta, me parece una rebuscada forma de disfrazar una especie de defensa corporativa por parte de quienes han “optado” por ser homosexuales.
Roberto Olivares >
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¿Tienen las “minorías”, o en realidad ciertas “minorías” derechos especiales? Porque la verdad es que todos formamos en algún momento parte de una “minoría”, sin que por ello consideremos merecer un respeto especial, distinto del que merece cualquier ser humano por el hecho de serlo.

La rutina del conocido personaje homorìstico, Yerko Puchento, interpretado por un conocido actor Daniel Alcaíno que se ha ocupado y preocupado de dar a conocer sus posiciones políticas de izquierda y que ha tratado de la peor manera a cuanto invitado que no comparte sus posiciones políticas ha tenido el programa Vértigo, es hoy motivo de crítica por parte de sus “compañeros”, al ser Andrés Caniulef, un miembro de la etnia mapuche, que según insinúa “Puchento”, sería homosexual.

Claramente estimo las rutinas del aludido personaje, exceden en muchas oportunidades los límites, al igual como sucede con los comentarios de la gran mayoría de los inconsecuentes panelistas de los mismos programas de farándula que hoy critican al personaje; pero de ahí a asumir como una ofensa a los mapuches en general, el “Puchento” se mofe de uno del millones de los miembros de esa etnia que podría tener una “opción sexual” distinta, me parece una rebuscada forma de disfrazar una especie de defensa corporativa por parte de quienes han “optado” por ser homosexuales.

La crìtica al actor Daniel Alcaìno y a su personaje Yerko Puchento, según mi parecer, no obedece a una convicción por parte de los “defensores” del ciudadano Andrés Caniulef, por éste y en esa calidad, haber sido vejado en su dignidad, sino a una acción corporativa por parte de grupos de poder que sienten han sido “atacados” a través de éste. Que periodistas y panelistas de farándula, incluyendo al propio Caniulef, que emiten y no precisamente a título humorístico, opiniones lapidarias en contra de ciudadanos e instituciones, aparezcan criticando una rutina cómica, por ésta referirse a una condición y opción del aludido, me parece impresentable. Pero mucho más impresentable, e incluso irresponsable, me parece Caniulef y su gremio levanten las banderas de la homofobia y la xenofobia para parapetarse en lo que -insisto- no deja de ser una defensa corporativa.