Bibliotecas al aire libre: Cuando el laboratorio es la naturaleza misma

Bibliotecas al aire libre: Cuando el laboratorio es la naturaleza misma

07 Agosto 2020

Estos espacios prístinos de investigación son de suma relevancia porque cuentan en sí mismos la historia y el paso del tiempo en el planeta que nos alberga y que nos podrían dar señales e indicios de qué se nos viene.

Alfredo Soto >
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Aquellos años en que estaba dedicado a administrar las instalaciones del pequeño Centro de Esquí de Punta Arenas, recuerdo que siempre se cruzaban algunos intercambios de opiniones como por ejemplo, se me abordaba con la siguiente pregunta sin saber de mis labores invernales:  

- ¿Cómo estuvo el invierno?

- Mi respuesta era: ¡Excelente, muy bueno!

- ¿O sea no hubo frío, ni nieve, ni nada?

- Volvía a responder: ¡Todo lo contrario, hubo mucha nieve y frío! El invierno fue largo…

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Así mis compañeros de conversación se extrañaban y me rebatían que entonces el invierno había sido malo… Esto es un vivo ejemplo de que todo pasa por la mirada que uno le dé, desde la perspectiva de cómo uno puede interpretar las condiciones atmosféricas en que a veces puede ser bueno para algunos y malo para otros. Tiene sus ventajas y también sus desventajas, pero en lo que sí tengo claridad absoluta es que la naturaleza y sus componentes acuden a la abundancia ante la carencia y viceversa, otorgando patrones cíclicos al clima general y también a las manifestaciones locales de tiempo atmosférico.

Lo difícil es recurrir a la información de estos caracteres cíclicos porque la verdad es que son muy débiles los antecedentes que se manejan, para ello nos vamos a situar en informaciones más añejas que con el tiempo puedan confirmar ciertos patrones que se repiten, pero para ir a períodos más lejanos ya se requiere de las prácticas y ejercicios de quienes se dedican a los estudios del paleoclima.

Sudamérica es una región fundamental para comprender la dinámica del clima del hemisferio sur, ya que es la única masa de tierra que se extiende desde los trópicos hasta latitudes por debajo de los 50º S. Su clima está fuertemente relacionado con factores externos como la conocida corriente de El Niño, la Oscilación Antártica y la Oscilación del Pacífico. Al mismo tiempo toda esta región es un área clave para comprender la dinámica, la variabilidad y las conexiones de estos mismos fenómenos. Sin embargo, los ciclos meteorológicos largos son escasos y muy relativos, lo que complica la mantención de las tendencias en el largo plazo y de los cambios tanto de la variabilidad como de los eventos climáticos extremos.

Esto ha conducido, en años recientes, a la búsqueda de registros y antecedentes más extensos para suplir esta carencia. Desde el prisma de un cambio climático global también se han incentivado los estudios paleoclimáticos como contribución a la búsqueda de respuestas sobre la evolución del clima y sus repercusiones en los territorios mencionados. En este aspecto y utilizando diferentes archivos naturales, como verdaderas “Bibliotecas Naturales” se han realizado considerables progresos en el desarrollo de registros de alta resolución del pasado climático sudamericano.

Entre los que se incluyen investigaciones y sondeos en los anillos de árboles quienes como una huella digital en sus líneas internas nos indican los veranos e inviernos más secos o más húmedos y también eventos extraordinarios en cuanto al clima en general y sus cambios, esta disciplina se conoce como Dendrocronología, ciencia que se ocupa de la datación de los anillos de crecimiento de las plantas arbóreas y arbustivas leñosas.

Por otra parte, Los testigos de hielo que se rescatan tanto de los campos de Hielo Patagónico Sur, en algunas cordilleras, sobre todo en las altas cumbres de los Andes Patagónicos y Andes Fueguinos, como así también en el Continente Antártico, actúan como parte de una gran biblioteca que nos cuenta desde el estudio minucioso de sus entrañas, ofreciendo la posibilidad de estudiar las características del hielo acumulado en el curso del largos intervalos temporales, representados por los estratos de hielo de apariencia y composición diferente.

Finalmente los Sedimentos lacustres, depositados por milenios en el fondo de las lagunas que poseemos en nuestra región y que están a la espera de hábiles investigadores que concurran a sus contornos y profundidades para rescatar muestras que serán analizadas utilizando técnicas de barrenamiento, muy similar a lo que se hace en el hielo.

Todo esto en conjunto y de manera transversal pareciera que permitirá tener mayor claridad acerca de las oscilaciones de nuestro clima y que a la larga se podrá mantener a la población informada de ciertos ciclos en los cuales tendremos mayores precipitaciones de nieve como otros en los que escaseará dicho elemento.

Debemos vivir así y asumir que estamos en el final de esta larga prolongación del territorio del Cono Sur. Asimismo nos podemos dar cuenta que las informaciones acumulativas podrían ayudar establecer patrones y conductas humanas para llevar frente a algo muy particular como es el Clima, estas señales están en el interior… en el alma, en lo interno de la materia, en la médula de los árboles, en el corazón de los hielos y en la matriz de las lagunas, también podríamos llevar este significativo modo de estudiar, ejercitando a nuestras almas, a nuestras energías internas en donde tendríamos, quizás, muchas respuestas al abanico de interrogantes e ignorancias propias de nuestro quehacer social y cultural y así, tener noción de qué hacer en el espacio y el tiempo que se nos presente.