El origen del croissant no fue creado en Francia como muchos piensan. En el año 1683, el Imperio Otomano avanzaba en Europa en su guerra con el Imperio Romano, luego de haber arrasado los Balcanes y gran parte de Hungría, se disponian a inavadir Viena con un ejército de casi 200.000 soldados, aunque resultaba muy difícil por la muralla que rodeaba la ciudad.

Es por eso que intentaron entrar cavando túneles en la noche por debajo de la muralla, sin embargo fueron escuchados por los panaderos de la ciudad, al trabajar en horario nocturno, escucharon extraños ruidos y dieron la alarma, por lo cual los defensores de la ciudad de Viena tomaron por sorpresa a los otomanos y los derrotaron. 

En conmemoración a este acto, los panaderos crearon un bollo con forma de media luna creciente, “Lune croissant”, el símbolo de la bandera otomana, y por lo tanto comerse este croissant simboliza comerse a un turco, una dulce venganza.

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