Participar en los actos electorales cada día toma menos importancia en los jóvenes; algunos justifican su no participación por desinformación, otros porque no se sienten motivados para hacerlo: pero la verdad es que cada vez que un joven no vota deja de defender y desprotege este sector, y entre menos jóvenes participen, los políticos centrarán sus esfuerzos por aquellas personas que los eligen y no por la población en su conjunto. Es así como cada día vemos menos gente joven ocupando cargos de representación popular, también así es como el desinterés provoca finalmente una despreocupación y una especie de abandono por abrir espacios a los jóvenes.

Un tema relevante en esta problemática la viene a dar el voto voluntario. El cambio de voto obligatorio a voto voluntario trae consigo un refresco, al menos en la composición del padrón, ya que aún hay que evocar la palabra de la juventud. Sin embargo, se hace estrictamente necesario que estos nuevos electores, los cuales pueden ascender a más de 4 millones, sean llamados y cautivados para que participen en las próximas elecciones municipales, entendemos que ir a votar es mas importante de lo que parece, pues si apreciamos con atención, todos los jóvenes sumados o todos los nuevos inscritos conforman una fuerza electoral suficiente como para proclamar y elevar a –en el caso hipotético- su propio candidato a la presidencia, a las cámaras senatoriales y de diputados, a alcaldes y concejales, inclusive, obteniendo las mayorías en cada una de sus correspondientes elecciones. Esto nos hace reflexionar sobre el poder y la capacidad de estos nuevos nichos de votantes, de demócratas, considerando que no es menor la cantidad de personas jóvenes nuevas inscritas.

Los movimientos estudiantiles muestran un cambio de actitud juvenil. En este punto de inflexión -al parecer- falta una comunión con los mismos políticos; falta de interés que no se da por ningún lado; existe un claro divorcio, y no es de los políticos con los no políticos solamente. Estas elecciones municipales son una oportunidad para expresarse y manifestar los distintos nuevos pensamientos. La oferta será amplia, y cada vez se ven nuevas caras insertándose con la intención de participar de la nueva política que viene, o sea, para con la población total, enfocándose en nuevas necesidades y apreciaciones de y para los jóvenes. Sin embargo, esta vez se requiere de las nuevas fuerzas de votantes, trabajar con ellos y para ellos.

Existen muchos temas que podemos aportar desde el sector juvenil y coordinarlos en una municipalidad. Variadas son las facultades y posibilidades teniendo algún representante o interesado en las nuevas temáticas, realizando siempre una conjunción entre los ideales y sus actualizaciones, las nuevas tendencias y las clásicas, así como también las generalidades de problemáticas como espacios para desarrollo cultural, oportunidades reales de educación, el combate a la drogadicción, el desempleo juvenil, medio ambiente, vivienda, recreación y bohemia, todos grandes temas que afectan directamente a la población. Por lástima, si no manifiestan su voluntad electoral a través de votar, por lo menos en primera instancia, tales problemas serán postergados hasta que ya los jóvenes dejen de serlo, y podremos decir en la historia de Chile que hubo una o unas décadas de jóvenes que no quisieron cambiar nada. Espero que esto, por supuesto no se de de esta forma.

Es relevante que nosotros demos sentido y forma a una nueva política de acuerdo a nuestras posibilidades, a nuestras potencialidades y de acuerdo a nuestros tiempos. No dejemos pasar estas oportunidades ni a estas generaciones que hoy por hoy se encuentran con los ojos abiertos. Demos razón a los movimientos y como políticos luchemos por representar a los jóvenes. Concibamos una fuerza, una voluntad por votar, por creer en ideales y crear nuevos. Generemos autocrítica, abramos las puertas y, aún más importante, trabajemos todos juntos.