El CAE, los intereses, y yo: una profesional endeudada

El CAE, los intereses, y yo: una profesional endeudada

04 Noviembre 2014
Sentí profunda pena cuando me entregaron un montón de hojas donde se especificaban las fechas de pago de las 240 cuotas que corresponden pagar descontando el 10% de mi sueldo. Me costearon cerca de $6 millones en tres años, y hoy sumando todas las cuotas debo pagar casi 14 millones de pesos...
Daniella Jeria ... >
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Los primeros dos años de mis estudios profesionales, afortunadamente, si se puede decir de alguna forma, mis padres y también sostenedores económicos en ese tiempo, pudieron pagarlos en su totalidad. Luego, las vueltas de la vida, me forzaron a solicitar un Crédito Aval del Estado (CAE) para lograr terminar mis estudios.

Han pasado dos años desde que egresé de Periodismo en la Universidad Católica del Norte y no fue hasta que fui al banco a buscar mis cupones de pago y "plan de pago en cuotas", que caí en cuenta en la triste realidad que miles de jóvenes y profesionales como yo deben atravesar.

Sentí pena, sí, sentí una profunda pena cuando me entregaron un montón de hojas donde se especificaban las fechas de pago de las 240 cuotas que corresponden pagar descontando el 10% de mi sueldo. 

Me costearon cerca de $6 millones en tres años, y hoy sumando todas las cuotas debo pagar casi 14 millones de pesos. Repito, 14 millones de pesos...

20 años pagando más del doble de lo que podría haber pagado mientras estudiaba si mi situación financiera me hubiera permitido costear los aranceles que superaban los 200 mil pesos en ese entonces, y siguen subiendo. Es decir, pago 10 años de la suma que realmente se me prestó, y otros 10 años en intereses que no sé a quien benefician realmente, porque otro estudiante no estudiará gratis gracias al descuento mensual que debo hacer a mi sueldo. 

Aunque pensándolo bien, creo que todo ese dinero extra que debo pagar en "agradecimiento a aquella connotada entidad bancaria que esforzadamente pagó mis estudios superiores", sólo va en beneficio de aquel banco... ¿o me equivoco?

Gracias banco privado, gracias Estado, hoy soy una profesional endeudada.

¿Qué me queda? ¿Resignación? ¿Agachar el moño y castigarme por no poder haber pagado un arancel que es mayor al sueldo mínimo? ¿Hacerme la loca y no pagar acumulando más y más intereses?

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa de no tener dinero y querer tener un título profesional, lo que en esta sociedad te indican que es entrada segura a la estabilidad, al crecimiento, a derrotar la desigualdad. 

¿Cómo se combate la tan bullada desigualdad si aún teniendo una carrera estás presionado a pagar casi el doble y no puedes invertir ese 10% en una casa, en tu familia, en continuar estudiando?

Me encantaría seguir estudiando, es hermoso aprender de otros, oír historias nuevas, empaparse de conocimiento, pero veo esas hojas con las fechas, como si ya un banco determinara lo que será el resto de mi vida. 

Salí del banco diciendo a viva voz que esperaba que hubiera educación gratuita pronto, espero mis futuros hijos no vean empañada la felicidad de obtener un título sabiendo que en unos años llegará la carta que le informe de lo feliz que se siente el banco de haber apoyado sus estudios, pero que es hora de ponerse la mano al bolsillo joven profesional y págueme lo que le presté, y el doble también.

Hoy justamente está en debate la Reforma Educacional, desconozco en qué va el tema de la educación superior, porque hasta el momento solo veo batallas políticas y de egos en torno a las medidas administrativas. Que hay lucro, que no hay lucro en los colegios, que algunos quieren cárcel para quienes lucren, y quienes se oponen, y así, la discusión se extiende como un chicle, y continúo sintiendo que alguien sí lucra con todo el dinero que regalo en intereses por solo querer hacer caso a los sermones de cuarto medio, y ser una profesional... endeudada, pero profesional.