"Por la antigüedad de la economía social en Chile (las primeras cooperativas son de 1887), hay una estrecha relación con el patrimonio cultural", expresa Katia Trusick, Subsecretaria de Economía, quien en esta entrevista destaca la asociatividad y la identidad de esta actividad en nuestro país.
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04 de Diciembre, 2015 08:12

¿En qué aspecto la Economía Social se relaciona con el tema del patrimonio cultural?

Las diversas entidades que conforman la Economía Social –cooperativas, asociaciones gremiales, Empresas B y Comercio Justo- son generalmente actores claves en sus comunidades. En algunos casos, porque al ejercer sus actividades mantienen vivas una serie de tradiciones locales y conocimientos gracias al trabajo colaborativo y en otras, porque implican la fuente de ingresos de muchas familias que a través de la asociatividad logran mejoras en su entorno, social, económico y/o cultural.

Potenciar la economía social es una forma de mantener viva una forma distinta de hacer negocios, más inclusiva, respetuosa, centrada en las personas, que busca beneficios para toda una comunidad.

Por estas razones y por la antigüedad de la economía social en Chile (las primeras cooperativas son del año 1887), hay una estrecha relación entre la economía social y el patrimonio cultural.

¿Considera que los protagonistas de la Economía Social se deben valorar como agentes portadores de cultura para su propio entorno y para el país?

Efectivamente, muchos quienes trabajan en áreas de la Economía Social son portadores de conocimientos que se han traspasado de generación en generación. Otros actores de este sector de la economía se han dedicado a revivir prácticas tradicionales que han vuelto a ser atractivas en el contexto de una sociedad que valora cada día más la producción artesanal. Por ejemplo, una comunidad que subsiste gracias a la pesca y a la organización en torno a ésta, es un grupo que posee un patrimonio cultural único, que conoce los secretos del mar, mantiene una forma de vivir y lidiar con el clima, que se va traspasando historias, mitos y creencias y que es capaz de la plasmarlo tanto en sus quehaceres económicos como también en objetos culturales, como artesanías. 

¿De qué manera se manifiesta el patrimonio cultural en empresas de la Economía Social?

El patrimonio cultural que poseen muchas entidades de la economía social es algo heredado desde muchas generaciones. Por ejemplo, quienes cultivan el  trabajo a telar con técnicas rudimentarias o las cooperativas de salineros de Cahuil, que usan para su labor procesos heredados por sus antepasados y que han sabido subsistir por años, son un patrimonio cultural valiosísimo que no podemos perder y debemos fomentar. Tan importantes son que el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes los nombró Tesoros Humanos vivos de Chile, por mantener un oficio de más de 600 años.

Tenemos también el ejemplo de la cooperativa Punta Chilén, ubicada en Ancud, que se caracteriza por cultivar ajo chilote, lo que le ha permitido la elaboración de un producto gourmet de alta calidad.  Esto también forma parte del patrimonio gastronómico de Chile porque utilizan técnicas tradicionales que les ha permitido generar una identidad cultural, como factor de diferenciación y competitividad. 

¿También entonces desde la Asociatividad es posible hacer un aporte a la cultura del país?

Todos estos ejemplos de habitantes de una localidad que con su actividad económica van dando identidad a un sector, representan un patrimonio y un legado cultural muy importante. En este sentido, la economía social en Chile está íntimamente ligada también a la industria alimentaria. Hay productos característicos de nuestro país tal como el merquén en la zona de la Araucanía; los ajos de Chiloé; el pisco del norte; las cooperativas apícolas del centro y sur del país. Todos estos productos traen una información preciosa, relacionada con el legado cultural de una comunidad, con su alimentación y su economía.

Gracias a la asociatividad muchos productores chilenos han logrado no solo subsistir, sino también crecer mediante la innovación y esperamos que también logren dar un paso más adelante que permita su internacionalización.

¿Cómo integrar a las personas portadoras de este patrimonio  que no es solo a nivel económico sino también cultural, para su propia comunidad y para el enriquecimiento de todo el país?

En el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, y en particular desde el Ministerio de Economía estamos trabajando para fortalecer este sector, porque creemos que las comunidades que trabajan en algún área de la Economía Social son portadoras de un doble valor: por un lado tranzan productos o servicios, aportando a la economía nacional y, por otro, son poseedores de conocimientos que se relacionan al patrimonio cultural de nuestro país. 

¿Desde el Ministerio de Economía se impulsan políticas que incentiven el valor  de la  economía social como un patrimonio que da identidad al país?

A través del Consejo Público Privado de Desarrollo Cooperativo y de la Economía Social buscamos sentar las bases de una política pública de fomento y desarrollo del sector. Sabemos que los distintos actores que dan vida a la economía social son agentes culturales que debemos potenciar porque a través de ello beneficiamos a más de 1,8 millones de personas que participan en unas 1.300 cooperativas en Chile. En la medida que las comunidades se sientan mayormente reconocidas con su propia identidad, hay mejor conexión entre lo que creen y lo que hacen. Esa concordancia apunta directamente en un significativo avance en materia económica, generando un sistema más integrado, más justo, y más coherente con la misma comunidad.

¿Cómo Ministerio de Economía, cómo han abordado la dimensión cultural y patrimonial de la economía social?

Hoy estamos construyendo una alianza con el programa de Biblioredes, que a través de Contenidos Locales busca rescatar el patrimonio y la identidad cultural. Gracias a esta alianza, hemos generado un nuevo canal de difusión para la Economía Social, el cual ha permitido que diversas cooperativas y entidades de la economía social puedan darse a conocer y mostrar su historia  en las comunidades de las que forman parte.

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