La evolución de la industria discográfica en Chile durante los últimos 30 años

17 Julio 2020

Una breve reseña que analiza el auge y caída de la relación entre bandas y sellos discográficos en nuestro país y cómo los músicos chilenos se reinventaron en el siglo XXI para ir de la mano con las nuevas plataformas.

Patricio Gaete >
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A principios de la década de los 90 eran contadas las bandas o solistas que podían tener acceso a grabar un LP. Casas discográficas como CBS Records, EMI, Polygram, Sony Music, BMG y Alerce son algunas de las que más artistas contaban en sus catálogos, casi siempre con contratos que favorecían más a la compañía que al mismo artista. La mayoría de éstas no se arriesgaban con artistas de géneros musicales que no seguían la moda de la época o que no fueran del paladar de las masas. A pesar de esto, en este período afortunadamente tuvimos el placer de conocer a bandas como La Ley, Los Tres, La Pozze Latina, Los Miserables, La Floripondio, Criminal, Los Parkinson y Sexual Democracia.

Ya alrededor del año 1995 varios sellos discográficos internacionales, tales como Sony Music, EMI y Warner Music, instalaron sus oficinas en Chile con la intención de aprovechar comercialmente la apenas explotada industria musical nacional de esos momentos. Con este objetivo, las grandes cabezas de estas discográficas ordenaron a sus filiales firmar a numerosas bandas que rondaban por pubs y tocatas locales. Es así donde agrupaciones como Lucybell, Los Peores de Chile, Bambú, Canal Magdalena, Javiera y Los Imposibles, Los Tetas, Solar y Tiro de Gracia, por decir algunos, vieron la posibilidad de lanzar sus primeros discos de estudio y aprovechar en todo su esplendor la movida del llamado nuevo rock chileno.

El negocio iba de maravilla pues el chileno respondió de manera impresionante ante esta nueva camada de artistas, además se les dio la oportunidad a muchos músicos de mostrar sus trabajos a un público más masivo. Pero lamentablemente, a mediados del 2000, la llegada y masificación del internet dio paso a la piratería y por consecuencia a una dramática baja en las ventas de casetes o CD’s originales de producciones nacionales. Esto llevó a que las casas discográficas retiraran sus oficinas de nuestro país y la industria nacional sufriera una grave depresión.

Posterior a este suceso, se inicia una nueva época musical en Chile, pues muchos vieron en esta crisis una oportunidad, lo cual se tradujo en el surgimiento de nuevos sellos musicales independientes, donde discográficas como Quemasucabeza, Algo Records, Potoco Discos, Beast Discos y Sello Azul empezaron de a poco a hacerse cargo de levantar la alicaída industria musical nacional. Debido a los buenos resultados y al surgimiento de bandas/artistas como Sinergia, Los Bunkers, Gepe, Javiera Mena, La Mano Ajena, Los Mox!, Perrosky, Cómo Asesinar a Felipes y Teleradio Donoso, a través de los años se siguieron sumando a la industria pequeños sellos que con recursos limitados, pero con un nuevo espíritu, trataron de entrar en el negocio musical con tratos más justos, esto principalmente debido a que estas compañías son manejadas por músicos, productores, ingenieros en sonido, entre otros, y se trabaja con los músicos y para los músicos.

Ya en la actual década y con la masificación de la tecnología disponible para grabación (Pro Tools, Cubase, Fruity Loops), el crecimiento del uso de las redes sociales tales como My Space, Youtube, Soundcloud y Bandcamp, y además con el mencionado surgimiento de variados sellos discográficos, las posibilidades de realizar grabaciones independientes profesionales o en Home Studio sumado al acceso a las distintas plataformas donde promocionar estos trabajos, fueron cada vez estando más al alcance de los músicos emergentes. Es en este contexto donde nuevos artistas fueron emergiendo, influenciados en muchas ocasiones por bandas extranjeras de géneros musicales que aún no se exploraban del todo en nuestro país, tales como el Indie Rock, Pop Electrónico, Math Rock, Post Rock, Dream Pop y Shoegaze, por nombrar solo algunos. Es así que bandas como, Los Cuervos del Sur, Föllakzoid, Adelaida, Magaly Fields, Niños del Cerro, Patio Solar, Slowkiss, Dulce y Agraz, Planetario, El Cómodo Silencio de los Que Hablan Poco, Tortuga Anónima y Hélices, se han convertido en la nueva y refrescante camada de músicos chilenos.

Es siempre interesante ver cómo la industria musical de un país va evolucionando, pues con esto se va entendiendo cómo se llegó a lo que escuchamos actualmente en las distintas plataformas digitales o en la radio, además de tener el privilegio de escuchar y ver muchas bandas y artistas nacionales. Creo que muchos compartirán conmigo que producto nacional de calidad -y exportable- hay y siempre habrá. Algunas de las razones por las que esto es así es porque contamos con una sensibilidad y visión del mundo distinta, debido quizás a las distintas crisis sociales, políticas y culturales que hemos vivido; y a su vez por contar desde hace muchos años con distintos referentes musicales que han traspasado generaciones y que son más que respetados y admirados no solo por el oyente nacional, sino también por todo el público latinoamericano.