Crítica teatral: Nacional, preguntas y proyecciones de la política actual

Crítica teatral: Nacional, preguntas y proyecciones de la política actual

23 Septiembre 2015

Siendo una obra más de Política que de educación, nos presenta la constante pugna del joven de hoy que quiere ser un sujeto activo en el cambio sociocultural que busca, pero no sabe cómo.

Corresponsal El... >
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Por Javiera Figueroa.

El comienzo de Nacional: cinco jóvenes en escena, con un lenguaje tan obsceno que incluso puede ser molesto si no se tiene costumbre, llena de juegos infantiles y retratando como son las relaciones entre adolescentes. Una obra caótica que nos da esbozos de muchos temas que atañen a los muchachos de hoy en día.

La historia trata de un grupo de amigos del Instituto Nacional que buscan formar una lista para el Centro de Estudiantes. Al comienzo todo parece ir más o menos bien, pero a lo largo de la obra los personajes experimentan los vicios de la política, la dificultad de elegir a quien postularían como presidente, roces entre ellos producto del ego y la presión de representar un liceo emblemático como lo es el Liceo Nacional.

Siendo una obra más de Política que de educación, nos presenta la constante pugna del joven de hoy que quiere ser un sujeto activo en el cambio sociocultural que busca, pero no sabe cómo.

Difícil de digerir, nos cuestiona como sociedad y al salir de la sala nos quedamos con más preguntas que respuestas. ¿Qué  hace que un estudiante de un colegio emblemático se sienta más o mejor persona que el resto? ¿Qué valores les estamos entregando, realmente, a estos estudiantes que son considerados como privilegiados?

El espectáculo retrata, a pesar de tener bastante estereotipado el rol de cada personaje, al adolescente de hoy, que es desordenado, caótico, disperso, demandante y que está lleno de inseguridades.

Tal vez, si miramos esta obra como propuesta escénica queda al debe, sin embargo, si hacemos un esfuerzo y corremos todos los mantos que hay sobre la historia, veremos que es una obra que puede tener múltiples lecturas. Puede ser vista como una comedia, como una crítica a la sociedad y como un discurso respecto a la política en sus bases.

Nos habla de egos, de cómo estamos inmersos en un sistema que nos ha despersonalizado, también de cómo cambiarlo, ¿cómo encontrarle una solución y humanizarnos si en la búsqueda misma nos estamos destruyendo unos con otros? Y, la pregunta más grande que me surgió: ¿Qué es lo que nos hace creer una y otra vez que habrá una forma de cambiarlo?

Quizás la mejor forma de crear un cambio es no dirigirlo, ni jugar a ser políticos, podría ser que el cambio que queremos no necesita líderes ni jerarquías, sino una participación activa y preocupada por los pares.