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Trabajo de emergencia: No romanticemos el teletrabajo

20 Julio 2020

En Sudamérica, Chile fue el primer país en promulgar una ley de teletrabajo, decretada oficialmente hace muy poquito, el 26 de marzo del 2020, con el Covid ya de visita en nuestro país. 

Matías Chávez >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

En tiempos de pandemia, estamos de cabeza tratando de reestructurarlo todo, para que sigamos funcionando y que la pérdida de la producción sea la mínima.

Los cambios de hábitos han sido tremendos, ahora mismo escasea la levadura en el supermercado. Es que aprendimos que el pan se puede hacer en la casa, aunque necesitemos varios intentos para comerlo, se puede, porque “el hambre es la madre del ingenio”. Aprendimos que nuestra casa es un bunker y que debemos tener condiciones mínimas para estar bien entre esas cuatro paredes. Yo he botado un montón de cosas que ocupaban espacio, no amplié mi casa estructuralmente, solo me deshice de lo que no debía estar en su interior y estoy contento con eso. Aprendí que la compañía no es suficiente, es que nos tenemos que tolerar, y para eso se necesita amor, y del bueno.

Hay un tema que me cuesta encajarlo aún, ese concepto tan vanguardista llamado “teletrabajo”, suena bien, como que miré inmediatamente hacia el horizonte cuando lo escuché las primeras veces. ¿Pero de dónde viene? Los primeros en tomarse en serio esto de no ir a la oficina, fueron los españoles por el año 1995, que luego de un largo estudio en Madrid, lo veían como un buen beneficio de las tecnologías de la información, para generar autoempleo y oportunidades de inserción laboral, por lo que hubo empresas que desde su origen pensaron en todo para que las personas trabajaran en sus casas. Desde el año 2006, el gobierno español lo plantea como política pública.

En tiempos de pandemia, el gobierno español propuso intentar adecuarse al teletrabajo a las organizaciones, con el fin de conciliar la seguridad de las personas y su productividad.

En Sudamérica, Chile fue el primer país en promulgar una ley de teletrabajo, decretada oficialmente hace muy poquito, el 26 de marzo del 2020, con el Covid ya de visita en nuestro país. Un punto importante es que la ley dice que los equipos, materiales y herramientas deberán ser entregadas por el empleador al trabajador. Entonces suelo escuchar el concepto de teletrabajo por estos días.

La vida cotidiana de cualquier pseudoteletrabajador en el país es complicada, por decir lo menos. A la minoría le han hecho llegar un modem con un computador, muchos menos han firmado un anexo de contrato. Trabajamos con el internet que contratamos para la familia, que se cae a ciertas horas, porque colapsan las redes, asistimos a reuniones por zoom en el teléfono y cuando comparten pantallas no se ve muy bien. Sé de personas que viven lejos y que dependen de una antena para trabajar, y que un temporal los ha dejado sin señal, sin trabajo, y además, con mucha angustia. Para los que tenemos hijos, intentar mantener la rutina a los niños, con clases en línea y con la culpa de que están pegados en las pantallas casi todo el día, porque no hay mucha opción, es difícil.

Cuando leo la idea y motivaciones originales de los españoles para teletrabajar me ilusiono y creo que sería un buen futuro y solución a tantas familias con dificultades de vinculación, tantos papás que podrían entregar lo que el trabajo no deja para nuestros hijos (por lo menos les daríamos el tiempo de traslados). No me gustaría recibir a un español de visita en mi casa, y que me viera teletrabajando, me daría pudor porque hemos romantizado el concepto, ha sido usado para una estrategia comunicacional. Pero creo que tiene solución y está en el lenguaje, no le digamos a nuestra visita que tenemos un “teletrabajo” mejor digamos“trabajo de emergencia” u otro sinónimo, porque no estamos a la altura, no están las condiciones y no merecemos seguir engañándonos poniendo un apodo lindo a nuestra difícil realidad, como si algo la aliviara.

El lenguaje construye realidades, pero la realidad también la podemos entender cuando ajustamos el lenguaje. Teletrabajo, esperaré que crezcas, por ahora estamos reaccionando solo con un improvisado “trabajo de emergencia” y debemos sobrellevarlo.

Puedo imaginar que te acordaste de momentos de estrés vividos hace poco, de colegas que lo están pasando mal con esto, cuenta tus momentos de emergencia, comparte esta reflexión con ellos y contengámonos a la distancia.

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