Qué significa Inteligencia Artificial en 2007

30 Noviembre 1999
Se prepara un centro de investigación sobre Inteligencia Artificial en Concepción (Chile)Pero ¿no era la IA un camino cerrado? ¿No sustituyeron las redes y su estudio a las investigaciones sobre Inteligencia Artificial?
David de Ugarte >
authenticated user Corresponsal
La fantasía final de las investigaciones IA pre-caída del Muro era crear un ser pensante, inteligente, no biológico… y a ser posible más potente que los humanos en su conjunto. El imaginario de la Inteligencia Artificial durante la Guerra Fría puede resumirse en Respuesta, el famoso relato de Fredic Brown. En él, tras meter toda la información disponible en el universo a un gigantesco ordenador, sus creadores le preguntan si Dios existe y éste, mientras destruye el interruptor, responde “ahora sí”.

La realidad, billones de dólares de presupuestos mediante, nunca llegó a ser ni una sombra del sueño imaginado. “Era como intentar llegar a la luna subiendo a un árbol“, me comentaba hace años un investigador, “al principio vas muy rápido pero cuanto más subes menos sólido es tu punto de arranque y menos lejos puedes llegar“. Del sueño de un ser pensante se alcanzó tan sólo la modesta realidad de los sistemas expertos, programas que pronto se incorporaron a la robótica, a los servicios, a la conducción… y a la gestión de las primeras redes logísticas informatizadas.
En la segunda mitad de los 80 el horizonte de la IA se fracturó y estalló en miles de aplicaciones que se volvieron a encontrar en la red. Una verdadera teogonía del mundo digital que simbolizó como nadie William Gibson en su Trilogía del ciberespacio, el verdadero Hyperion de nuestro mundo.

En los 90 el horizonte era ya la inteligencia distribuida y el imaginario del gran ser electrónico se transmutó definitivamente en red: Internet. Una gran máquina social capaz de aglutinar infinitos resultados a partir de la interacción de millones de personas, ordenadores y sistemas intercomunicados: desde los electrodomésticos hasta los grandes buscadores pasando por los millones de ordenadores personales que habían poblado el mundo. Nadie quería recordar a aquellos tipos de bata blanca del pasado solicitando inmensas subvenciones. El concepto emergente era Inteligencia Ambiental.

Pero con las redes redescubrimos la complejidad y con la complejidad la potencia de cálculo. La evolución general de estudios como la Metereología, la Biología o la Macroeconomía requerían cada vez más y más análisis de interacción entre más y más variables. Y la IA, ya sin sueños de frankensteins o robots, humanizada bajo la forma de pura herramienta matemática, volvió a nuestras vidas y se integró en nuestra cotidianidad. Desde Google a la predicción del tiempo, de las nuevas superproducciones de animación a las predicciones del Banco Central Europeo, las IAs han vuelto para quedarse…

Hoy, nuestros amigos del Biobio chileno construyen ya formas para albergar esa conversación, que con un nombre antiguo, vuelve a ser de vanguardia. Y una vez más, en este Madrid que anda a otra y para atrás, siento que este país mío se pierde ya demasiados debates de futuro…