(Corresponsal Ciudadano/ Chiapas México) Largos son los días cuando el alimento falta, cuando el techo que cobijaba se ha ido, cuando parecía que el sol se había ocultado y el resto de los días serían nublados, señalaba una buena amiga que lo perdió todo desde que la furia de los ríos les cobraran una cuota muy alta a quienes compartían un espacio en sus orillas. Sin embargo, con el correr de los días ella misma reconoció que la ayuda que ha recibido de gente buena desde muchos rincones de este enorme país le regresó las fuerzas y con ello, las ideas de que la vida no acaba con una tragedia por cruda que sea.
Hoy se ha sorprendido de la cultura social de ayuda, de esa que no promete grandes cantidades de dinero, ni casas nuevas, ni puentes más resistentes, porque sabe que de promesas se han decepcionado muchos, por el contrario, la cultura social de ayuda actúa de inmediato ante la necesidad de cobijar al prójimo.
Si bien la tarea es ardua y cansada el auxilio del pueblo no merma fuerzas en quienes buscan a través de todos los medios reunir cada día productos y artículos que cubran las necesidades más apremiantes de la gente afectada, porque entienden, que el hoy no puede esperar y menos cuando el burocratismo político retarda lo que tendría que ser una prioridad.
Hoy quiero reconocer el esfuerzo humanitario que la sociedad en su conjunto demostró porque sin duda esta acción nos tiene que dejar una enseñanza de como tenemos que saber dar la mano a quien lo necesite no importando si son o no tiempos de desgracia.