Muerte en la minería: 3 no es igual a 33

19 Noviembre 2010
La muerte en la minería suma y parece pasar de largo en los medios de comunicación. No impacta y no mueve, simplemente pasa como algo más del paisaje. Por Gonzalo Cifuentes
Gonzalo Cifuentes >
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El 8 de noviembre pasado murieron 2 mineros en sus faenas y otro quedó gravemente herido al perder un ojo por la explosión. Los mineros muertos son Homero Aguirre y Daniel Lazcano, de 40 y 26 años. El herido es Mauricio Silva Alcayaga de 21 años.
Hace no más de un mes todo Chile y los medios de casi todo el mundo cubrían el rescate de 33 mineros vivos, que estuvieron enterrados involuntariamente más de dos meses bajo casi 700 metros de tierra y roca, ricos en cobre. Y aún los medios hacen noticia de esto. Vimos sus fotos a diario y sabemos sus nombres. Por ello, comencé esta nota con los nombre de estos 3 nuevos mineros.
Hoy en los diarios de papel y electrónicos no se encuentra ningún detalle de esta tragedia en las familias de estos 3 mineros. Tragedia que es infinitamente mayor a la vivida por los 33 mineros (des)enterrados. Recordemos que estos últimos están vivos… y sin lesiones físicas. Y si las tienen, son incomparables a perder un ojo.
En un artículo anterior a propósito de los 33 mineros rescatados, escribí que aún esperaba la epopeya (que para mí sería algo así como “no morirán más chilen@s en sus puestos de trabajo”). Dije que el rescate en sí mismo era todo lo bueno que fue, pero estaba lejos de ser una epopeya y que de verdad esperaba una, y que la oportunidad estaba. Pero esta semana murieron dos mineros más. Y el sueño de la verdadera epopeya se fue. Está lejos, y lo peor parece ser que ya se desvanecieron las ganas de alcanzarla. Finalmente nos quedamos con la anécdota del rescate, que lo único que hizo fue dejar todo igual: 33 mineros vivos.
¿Que mueran más para actuar?
¿Hay que morir de a docenas para que nos desafiemos a declarar que no permitiremos que mueran más chilen@s en sus puestos de trabajo?
Tras el accidente diversos voceros del gobierno coincidían en lo difícil que resultaba fiscalizar todas las faenas mineras, más aún las que operan sin estar en sus registros. La misma intendenta de la Tercera Región, Ximena Matas, que se vio permanentemente en el rescate de los 33, dijo que es “complejo”, como queriendo justificar que no se puede.
El día del accidente el precio de la libra de cobre superó los 4 dólares y se prevé una tremenda demanda de este material por aún varios años más. También se prevé que brotarán más faenas mineras, de las legales y de las que no lo son.
Supongo que la seguridad de las faenas pequeñas y medianas, legales o no, no alcanzarán los estándares de seguridad que requiera esta actividad. No es magia. Por lo tanto, supongo que habrán más accidentes. Espero que no, pero supongo que sí, mientras las autoridades no se desafíen, ni desafíen al país (a todos nosotros), a declarar que NO MORIRÁN MAS CHILEN@S EN SUS PUESTOS DE TRABAJO.
A la intendenta Matas y a todas las autoridades les digo que comparto que es “complejo”. Sí, tienen razón. Es difícil y complejo, quizás imposible, quizás un sueño, pero la diferencia es que yo creo que se puede. Que lo complejo y difícil no justifica que las causas no se emprendan. No tienen para qué esperar que le recuerden a gritos que sí puede. Si no lo cree, pregunte al ministro Golborne cuando le recordaron que había vida ahí donde ni él ni muchos chilen@s creía.

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