Tiempos de cambio

01 Marzo 2006
Bachelet puede representar un gran cambio no sólo en la política chilena, sino en la idiosincracia del chileno.
Jaime Mira >
authenticated user Corresponsal
Y vienen los tiempos de cambio, hemos elegido a una mujer para el cargo más importante del país, ha formado un gabinete con el 50% de mujeres, algo nunca visto y seguramente muchos frustrados varones no verán con buenos ojos tales denominaciones. Pero la cosa es así: vienen tiempos de cambios y desde ahora la Patria es Matria.
Hay un Chile con muchas esperanzas que este gobierno sea realmente de cambio en todo orden de cosas, partiendo por la gran desigualdad entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco, y esencialmente cambios para la clase media de este país que lamentablemente ha sido postergada en el gobierno de Lagos, sin desmerecer los grandes avance en infraestructura caminera, tratados de libre comercio, más espacio a la cultura, etc. Pero si analizamos friamente las políticas económicas del actual gobierno, los grandes consorcios empresariales han sido beneficiados enormemente, con un país estable democráticamente, por tanto, hay confianza para invertir y con sueldos bajos que no armoniza con las grandes ganancias que muchas empresas lograron en estos últimos años. La clase económicamente más baja del país también se vio beneficiada con la gran cantidad de casas entregadas con préstamos asequibles y con el aval del Estado, y que en muchos casos se les condonó la deuda por mora en los pagos, cosa que es mal acostumbrar a la gente que al final esperan que el Estado les regale todo, y no cumplen con los compromisos adquiridos.
La electa presidenta Michelle Bachelet debiera poner énfasis en buscar la fórmula de solucionar los grandes problemas que en la actualidad tienen los pequeños empresarios (PYMES), un sistema laboral más justo y equitativo. Lo que en términos simple, decimos “repartir mejor la torta”.
El precio del cobre está dando muchos beneficios a las arcas del Estado, y de estas utilidades la Fuerzas Armadas se llevan el 10%, por tanto están con un excedente enorme que lamentablemente va a parar en la compra de armamentos de alta tecnología, como los recién llegados aviones F-16 y los submarinos comprados en Europa. Y quiérase o no, ponen en peligro las relaciones con nuestros vecinos que ven con malos ojos el apertrechamiento de nuestras FFAA, lo que puede acarrear una competencia armamentista en la región y poner en tela de juicio las intenciones de tales compras. La Sra. Bachelet fue Ministra de Defensa y ella más que nadie puede saber de estos temas, por tanto esperamos que de alguna manera logre convencer a los diputados y senadores (que ahora son mayoría afines a la Concertación) para que legislen sobre el tema y se puedan desviar esos excedentes para beneficio de todos los chilenos.
En todo gobierno hay intereses de poderes y así quedó demostrado en estos días cuando el PPD y el PS mostraron su disconformidad con los nombramientos del gabinete al no ser considerados en él a los políticos emblemáticos de ambas colectividades, pero la presidenta electa actuó en libertad, tal como ella misma había prometido a los partidos de la Concertación. Estos reclamos no tienen ningún asidero; ya basta de los “cuoteos” políticos y la ansias desmesuradas de algunos por obtener el poder. La actitud de esas colectividades hacen mucho daño a la imagen de la política, que dicho sea de paso está a muy mal traer, y por tanto los jóvenes tienen mucha razón a veces, al decir, “no estoy ni ahí con la política”.
Vienen los tiempos de cambios y tal vez las mujeres den una sorpresa estando en el poder. Aunque muchos maridos dicen que siempre han tenido el poder, al menos en la casa. Ahora veremos qué tal lo hacen en la casa mayor, ahí, frente a la Plaza de la Constitución.