Este miércoles, el Servicio Agrícola y Ganadero abrió las postulaciones al concurso para optar a los beneficios del Sistema del Incentivos para la Recuperación de los Suelos Degradados, SIRSD, versión 2008.
Los beneficios a los cuales pueden optar tienen un tope máximo de 160 UTM por cada plan de manejo. Las personas interesadas en postular, deberán hacerlo por intermedio de un Operador un Operadora acreditada en el Registro del Servicio Agrícola y Ganadero.
El programa está destinado exclusivamente a los agricultores que ejecutan labores en las áreas del secano interior y costero de las provincias de Colchagua y Cardenal Caro, y que aplican en sus terrenos los programas de conservación de suelos, de fertilización fosfatada, de enmiendas calcáreas, de rehabilitación de suelos, y de praderas.
Álvaro Alegría, Director Regional del SAG de la Región de O’Higgins señaló que “el operador será el encargado de elaborar el plan de manejo y de presentar los antecedentes técnicos y legales necesarios dentro de los plazos señalados y acorde a las bases que se encuentran en nuestro Servicio en sus distintas oficinas”.
Este programa comenzó en 1997 beneficiando a agricultores de la zona de riego y secano. Sin embargo, desde el año 2002 se ha focalizado en el secano interior y costero de O’Higgins, constituyéndose en una forma de mitigar y nivelar las condiciones adversas de la agricultura de esa zona de la región.
Los concursos desarrollados durante el año pasado, y donde el Estado a través del SAG desembolsó 291 millones de pesos, beneficiaron a agricultores de las comunas de Lolol, Pumanque, Peralillo, Marchigue, La Estrella y Litueche, abarcando las provincias de Colchagua y Cardenal Caro, que hoy son afectadas fuertemente por la sequía.
El SIRSD es el único programa que considera la entrega directa de recursos a los agricultores a través de incentivos de fomento dentro del campo de acción del servicio estatal. Este año ha destinado aproximadamente mil millones de pesos a la actividad agrícola del secano, mejorando las condiciones de más de dos mil hectáreas por año, devolviéndole, así, la mano a la tierra.