CRÍTICA EXISTENCIAL: Sin novedad

30 Diciembre 2007
¿Por qué vivimos todos apretujados en una ciudad? ¿Por qué somos tan gregarios? No tengo idea, pero examinemos un poco este asunto desde su adverso.
Camilo Rojas >
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Para la navidad, como es costumbre, nos reunimos las tres generaciones de familiares que conformamos la descendencia de mis abuelos. Hijos, nietos y bisnietos de mis abuelos, todos con cara de navidad, comiendo pavo y esperando algún regalo. La navidad es, por consiguiente, la única fecha en la que veo a mi primo, el Salmón Rojas.

El Salmón Rojas –o Salmón Rojo, que suena un poco más coherente– es un primo que estudió veterinaria y que hizo su práctica de título en una empresa que cultiva salmones en la onceava región, de donde nunca más volvió. El Salmón se sintió a gusto en el sur, conoció a química farmacéutica que medicaba pescados –porque esos salmones no son peces, sino pescados, no como el Salmón mi primo, que al parecer zafó de la red–, y decidió quedarse allá. Y yo no sé si es porque para la navidad se da una buena dosis de THC, o qué, pero el Salmón se ve contento.

Cuando lo saludé le pregunté cómo estaba, a lo que el Salmón me respondió que bien, bien, sin novedad. No me quedó muy claro y pensé que ya se estaba aburriendo del sur, donde no pasa nada, entonces le pregunté si pensaba volver a la ciudad. Me miró y sonrió negando con la cabeza: no vuelvo ni cagando, me dijo. ¿Entonces “sin novedad” es algo bueno?, le pregunté. Pues claro, respondió.

Me senté, junto a otros dos primos, en un sofá que daba de frente al sofá en el que estaba sentada La Tía Que Habla, y a quien escuchan otros tíos como si fuese la radio (un buen lugar para pensar en algo, cualquier cosa, sin tener que comentarlo). Ahí estuve pensando en los motivos dados los cuales alguien podría preferir vivir sin novedad, sin cosas nuevas, sin sorpresas. A mí me gusta conocer cosas que no conocía antes, eso es fundamental para mí, pensé entonces. ¿Cómo alguien puede quedarse con lo que tiene y ya, no esperar nada más? Inmediatamente concluí que el Salmón era un idiota conformista; pero más adentrada la noche, mientras bajaba el vino con durazno, empezó a parecerme que el salmón era un gran hombre. Se veía tranquilo, como si tuviese una especie de verdad entre las manos. Eso al principio resulta casi insultante para cualquiera que se haga preguntas de vez en cuando, pero se notaba que el Salmón no era un saltimbanqui, porque a esos se les nota al fondo de la mirada que tienen miedo. El Salmón tenía una seguridad que le permitía vivir tranquilo, una especie de comprensión de algo que va más allá de las posibilidades de un neurótico común y corriente como usted o yo. El Salmón ya no tenía pretensiones: si decía algo era porque realmente pensaba eso, nada más. Y no hablaba mucho.

En eso estaba pensando cuando llegó el Salmón a conversarme. Yo le pregunté inmediatamente qué era lo que él deseaba para el resto de su vida, y me dijo que ser feliz con su mujer y mirar todos los días los bosques y las aguas calmas que le hacen el reflejo a las nubes, dijo que quería escuchar el silencio y poder tomar un té con sus hijos todas las mañanas. Nada más. Y eso era lo que el Salmón tenía y sigue teniendo. ¿Pero no era que los neuróticos no podíamos satisfacer nuestro deseo?

Al día siguiente, cuando almorzábamos los restos de pavo y ensaladas navideñas, todos en mi casa comentaron lo raro que era el Salmón. Unos decían que era como pesado, otros decían que como que no entendía los chistes, otros que era como desubicado y otros que era algo pedante. Yo dije que me parecía un buen tipo, ante lo cual me dijeron que debía aceptar que el Salmón estaba un poco loco. Ahí fue cuando comprendí que sí, que el Salmón estaba un poco loco, que no era un neurótico como todos nosotros, que estamos esperando que pase algo, que queremos surgir, tener más dinero, ojalá más poder, que queremos ser reconocidos por nuestros pares y nuestros dispares, que creemos que en algún lugar existe la verdad o la felicidad, que alguien o algún objeto podría algún día brindárnosla. La fe del neurótico es bastante más estúpida que la del loco. La cuota de locura del Salmón era esa, no tener esa fe; el “loco” era para mis familiares simplemente un agnóstico de la felicidad, y, al parecer, estaba bastante más cerca que nosotros de ella. ¿O será que la felicidad está en el sur? Neurosis.


Esta semana en La Pollera:

vea.jpg -VEA: El gran pez

escuche.jpg -ESCUCHE: "New Conceptions" de Chucho Valdés

lea.jpg -LEA: El Sentido del Sinsentido

perso.jpg -GRANDES PERSONAJES: Alaracooooo

rutato.jpg -LA RUTA DEL ROCK: Los mejores 5 discos del 2007

-¿Qué música escucha Tommy Rey?

 

(Haga click en el pollo asado para volver a la portada) 

Comentarios

Imagen de mote con huesillos

Existe mayor aspiración que

Existe mayor aspiración que ser feliz junto a su familia?

El salmón es todo un sabio y como es un eximio nadador sabe enfrentar las marejadas de la vida. El problema está en que personajes como él son especies en "vías de extinción". Deberían ser declarados patrimo0nios humanos.

Imagen de sal mon

grande salmon y el THC

grande salmon y el THC navideño..... asi todos viviriamos sin novedad

Imagen de françoise

No entiendo que tiene de

No entiendo que tiene de especial o raro el hecho de que en tu vida no haya ninguna novedad, es más creo que esas personas que se la pasan contando que hicieron esto y aquello,que tienen todos estos proyectos y que tratan de dar esa imagen de "que interesante y entretenida es mi vida", es por que probablemente en su interior no este pasando demasiado.

El unico problema de salmón es que vive su vida de una forma un poco diferente a nosotros, entonces, en estos encuentros no puede dejar de parecer un loco, por qué? porque ya no lo entendemos y problablemente él a nosotros tampoco, de ahí que no entienda los chistes, o se desubique un poquito jaja. No tener grandes aspiraciones en la vida no es lo mismo que ser un conformista, creo que tiene que ver más bien con el saber apreciar otras cosas, que probablemente muchos desconocen.

Imagen de Jesús de Pasamonte

Freud dice que los humanos

Freud dice que los humanos vivimos en cultura para sobreponernos a las dificultades de la naturaleza, pero que vivir en cultura conlleva abandonar una serie de placeres, que no se pueden tener en cultura. Ese es el malestar en la cultura, y para poder ser humanos debemos saber soportar esos malestares, esa es la gran gracia del neurótico. Ese tal Salmón no parece neurótico, pero tampoco un loco, porque se las arregla para trabajar. Pero, ¿acaso sólo hay neuróticos, psicóticos y perversos? Algunos dicen que sí. Yo no tengo idea, pero dudo de que podamos clasificarnos a nosotros mismos con éxito de ese modo.

Saludos.

Imagen de carlingo

Derepente estar loco puede

Derepente estar loco puede ser lo más sano.

Grande Salmón.

Imagen de jaime

Hay veces que la gente

Hay veces que la gente confunde (o a veces hay gente que confunde?) el movimiento con el avanzar.

Parece que el salmon realmente entendio eso de mas despacio que tengo prisa...

Bien por el el. Y saludos a todos.

Imagen de mijail

grande salmón

grande salmón

yo voi por sus pasos parece

saludos y felis año nuevo camilo y la pollera