Cuando hablo sobre el dinero, la plata o el recurso, como lo quieran llamar, se me vienen a la cabeza pensamientos o sensaciones contradictorias. Pienso la felicidad que provoca tenerlo y la ANGUSTIA al no poseerlo y, en consecuencia, no poder solventar los gastos que la vida genera.Una frase que refleja los sentimientos antes descritos es "un mal necesario".Un mal que un día nos hace sufrir y en otros tener felicidad.
En la actualidad el sistema imperante en este mundo, o sea, el de libre mercado nos ofrece diversas alternativas para tener dinero fácil, pero no habla de la letra chica, por decirlo de alguna manera, hay que pagarlo.Obvio, dirán algunos, pero lo que parece obvio en este instante muchos se olvidan al momento de comprar un producto en una infinidad de cuotas o solicitar un préstamo.Por ejemplo, en una multitienda, cuyo rostro principal es Felipe Camiroaga, ofrecen avances de hasta $5000000 en unos minutos: una tentadora oferta para cualquiera de nosotros, es la verdad, pero si estás endeudado hasta más arriba del cuello ¿de donde sacarás ese capital ? y ¿Cuánto interés tendrás que pagar?.Temas que simplemente dejamos pasar y nos recordamos de ellos cuando llega fin de mes.
En forma global, este sistema es bueno, pero lo que estoy criticando en ésta nota es la facilidad que hoy en día ofrece el Capitalismo para endeudarse, provocando la angustia de muchos.Pero, también, es responsabilidad de cada uno de nosotros el sobreendeudamiento que hoy en día vive la nación.Hay que gastar los recursos que se generán y evitar usar el llamado dinero plástico, pues este se debe cancelar igual.En definitiva, es una responsabilidad compartida el mal que aqueja en la actualidad, un 50% la economía y un 50% las personas.
La clave del asunto expuesto, creo, está en vivir feliz con lo que uno tiene y comprar, si es necesario realmente, algún producto tecnológico en efectivo. Debemos ser felices con lo que la vida nos da , por ejemplo estar con salud.La vida es lo más importante, lo material será llevado al baúl de los recuerdos por el paso inexorable del tiempo.
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