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"Juro, por Dios y por esta bandera, servir fielmente a mi patria, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar, hasta rendir la vida si fuese necesario, cumplir con mis deberes y obligaciones militares conforme a las leyes y reglamentos vigentes, obedecer con prontitud y puntualidad las órdenes de mis superiores, y poner todo mi empeño en ser un soldado valiente, honrado y amante de mi patria." Con estas sentidas palabras se realizó el Juramento a la Bandera, que se efectúa con ocasión de rendir homenaje a los héroes soldados que participaron en la Batalla de la Concepción. Esta actividad es para los militares una de las más importantes ceremonias del año, ocasión en la que se comprometen con los valores, la patria y el país. Para ello, el Intendente de la Región de O'Higgins, Patricio Rey Sommer, presidió la solemne ceremonia junto al General de Brigada, Iván González López, destacando la labor conjunta realizada con los soldados de la Brigada de Aviación de Ejército de Rancagua, BAVE.

En la ocasión, el General Iván González señaló que "la historia de nuestro ejército es una cadena de hechos gloriosos. Las acciones que nos han caracterizado se versan en el valor, el arrojo y el desprecio a la muerte cuando está de por medio el cumplimiento del deber". Agregó que "hoy, a 129 años de la hazaña, el espíritu de nuestros héroes reencarna en cada uno de estos jóvenes, que hoy han jurado desde el corazón". Asimismo, el Intendente presidió posteriormente la ceremonia de Juramento a la Bandera en la ciudad de San Fernando, donde desfilaron los destacamentos del Regimiento N° 19 de Colchagua.

En la ocasión, el comandante del Regimiento de Infantería, Coronel Mario Arévalo Cabello, destacó que los conscriptos juran, no sólo su entrega a la Patria, sino su compromiso pleno hacia ella. Asimismo, señaló que "hay acontecimientos en la vida de los pueblos que, por la trascendencia que tienen para el futuro, quedan grabados para siempre en los cimientos graníticos de su devenir histórico. Lo acontecido el 9 y 10 de julio de 1882 en La Concepción, un pueblito enclavado en la sierra peruana, pertenece a esos hechos. Y los 77 mártires caídos en el combate, constituyen un pináculo de gloria, como símbolo de entrega y heroísmo, cuya hazaña los saldados sabrán emular, si llegara la ocasión, para honor de Chile y sus valores. Por ello, este acto es el mejor homenaje que la nación chilena puede rendir a sus forjadores, ofreciendo a sus hijos en un juramento que compromete al joven, al soldado, a la familia chilena toda... Porque es la esencia de una raza "soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida ni a extranjero dominio sometida". Raza sobre cuyos cimientos se levanta el Ejército, siempre vencedor y jamás sometido".