Solo atraemos lo que somos

Solo atraemos lo que somos

02 Diciembre 2011

Muchos buscan el acogimiento en la pareja y en la familia, allí uno espera sentirse “bien acogido”, haber alcanzado un puerto seguro en el que encontrar plenitud, hogar y acogimiento.

Juan Lama Ortega >
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Sólo atraemos lo que somos, no lo que queremos

El que ha encontrado el verdadero sentido de la vida desea de corazón que cada uno de sus semejantes se ahorre los muchos caminos erróneos y los callejones sin salida que traen sufrimiento, desengaños, disgustos y hastío. Tanto a una persona joven como a una mayor sólo se les puede desear que pueda reconocer los caminos equivocados, los engaños y las ilusiones como tales, y disponer entonces las bases de su existencia de modo que encuentre la verdadera vida, la cual significa acogimiento, seguridad, serenidad, independencia y soberanía, resolución, alegría y felicidad.

Muchos buscan el acogimiento en la pareja y en la familia, allí uno espera sentirse “bien acogido”, haber alcanzado un puerto seguro en el que encontrar plenitud, hogar y acogimiento.

Muchos padres ponen sus esperanzas en sus hijos, a los cuales guían y conducen con rectitud. Sin embargo, la felicidad y la seguridad que se basan en personas o en cosas externas no son duraderas ni consistentes. De pronto la persona reconoce que la pareja no es aquello que se esperaba. La felicidad basada en la familia empieza a tambalearse; el miedo a la soledad se apodera del ánimo. Los niños se han hecho adultos y siguen sus propios caminos.

La mayoría buscan en otros aquello que ellos no tienen. Proyectan sus deseos en unos cuantos aspectos que el otro parece poseer y creen que con esta persona que representa la imagen de sus deseos, podrán sentirse “bien acogidos”. La realidad es que el hombre sólo atrae lo que él mismo es, y no lo que quiere tener, puesto que lo igual atrae siempre a lo igual. Si después de un tiempo el ser humano tiene que reconocer que con lo que quiere y con sus deseos no se siente acogido por esa persona, entonces se cansa de ella. En realidad esa persona se ha hartado de sí mismo porque no ha conseguido del otro lo que había proyectado en ella.

¿Es el destino o es una necesidad absoluta el hecho de que cuando seamos mayores estaremos solos? Quizás la pareja se ha orientado ya en otra dirección todavía con la esperanza poder sentirse bien acogido, o tal vez ya no se tiene mucho que decir al otro, o puede que uno de ellos haya fallecido. Sea como sea: uno está solo. La breve felicidad se disolvió y de querer sentirse acogido ya no se habla. En lugar de haber logrado sentirse acogido, se está expuesto al miedo y a la preocupación de cómo seguirá todo. De vez en cuando se sueña con el pasado, pero también esos recuerdos sólo incitan a la amargura; uno se había imaginado esta vida diferente. Las expectativas no se cumplen. En lugar de sentirse pleno, sobreviene un gran vacío pues no se logró el sentirse acogido. A más tardar en la vejez se reconoce que el “sentirse en casa”, el haber logrado sentirse acogido, era una ilusión, un autoengaño que deja con frecuencia un amargo sabor de boca.

Ninguna persona podrá decir a la larga “yo he logrado sentirme acogido” ya que en este mundo nunca llegaremos a sentirnos acogidos ¿Por qué no?, ¡Por que no somos de este mundo! El envejecer y eventualmente estar “solo” no es una fatalidad. ¿Acaso la vejez o el envejecer o incluso el estar solo, no son indicaciones de que en esta Tierra sólo somos huéspedes y de que nuestra existencia terrenal es una oportunidad para sintonizarnos a tiempo con la vida que está en nuestra alma, que fluye a través de nuestra alma y mantiene al cuerpo físico hasta que la vida lo espira de sí?

Aprende y practica a encontrarte a ti mismo, sabiendo que en ti está la vida eterna, que tú no estás solo. Tú sólo puedes ser feliz y libre si vives de manera que le vaya bien a todos. Por eso, la gran meta de nuestra vida podría resumirse, entre otras, con las siguientes palabras: Yo soy feliz cuando a mi prójimo le va mejor a que a mí mismo. Si esa afirmación se realiza, entonces haremos todo lo que nos sea posible para que les vaya bien a todos los seres vivos. También tendremos en cuenta a la maltratada Madre Tierra.

Juan Lama Ortega

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