¿Es posible cambiar los acontecimientos personales y los del mundo?

¿Es posible cambiar los acontecimientos personales y los del mundo?

26 Julio 2011

Cada día se escuchan noticias que aumentan el desconcierto. Ante una realidad semejante, más de una persona se pregunta si en realidad puede confiar ya en aquellos que ha elegido como gobernantes, o en los que ha confiado sus ahorros.

Juan Lama Ortega >
authenticated user Corresponsal

 Cada día se escuchan noticias que aumentan el desconcierto. Ante una realidad semejante, más de una persona se pregunta si en realidad puede confiar ya en aquellos que ha elegido como gobernantes, o en los que ha confiado sus ahorros o le han dado el préstamo para comprar una casa, o incluso en otros que se han auto designados como guardianes de la moral y que dan tantos consejos que ellos mismo no cumplen.

No obstante, ateniéndose a la recomendación de uso popular cambia tú y así cambiará el mundo, se podría intentar empezar por uno mismo. Además, con esto de cambiar primero uno, es posible apartase del campo de batalla habitual donde «los otros» son los que siempre tienen la culpa.
Tanto de acuerdo con leyes físicas como espirituales, todo lo que sucede en la materia es un efecto de algo que se ha causado anteriormente. Ninguna energía se pierde, dicen los físicos, sólo se transforma. La ley causal, que establece que todo efecto tiene una causa, es de conocimiento y aceptación común. Si aplicamos esta ley al ser humano, todo lo que vivimos y padecemos, lo hemos causado antes nosotros mismos.  A esta ley causal también se la denomina ley de Siembra y cosecha.


Para comprender las situaciones que vivimos, especialmente las negativas, es preciso preguntarnos el por qué éstas suceden. Y es mucho lo que afecta actualmente a cada persona y a la sociedad en general: pobreza, terrorismo, injusticia, desigualdad social, enfermedades, desempleo, etc. Una vez comenzado el proceso de autorreconocimiento, uno aprende a cuestionar su actuación ante otras personas, preguntándose: ¿qué contenido tienen realmente mis pensamientos y mis palabras? ¿Hablo así como pienso?  ¿Qué se esconde detrás de mi fachada? Esto nos puede dar una visión clara de cómo es en realidad nuestro carácter, y en la mayoría de los casos puede que descubramos entonces que en verdad a menudo no somos así como nos mostramos ante los demás. Sea así o no, siempre tenemos la buena opinión personal de que somos personas sinceras. ¿Pero nos conocemos realmente a nosotros mismos? ¿O nos hemos más bien acostumbrado a ser como somos sin cuestionar ya nuestras actuaciones ante los demás? Por mucho que recibamos indicaciones externas, el auto convencimiento de que somos personas de conducta intachable, no deja cabida a la autocrítica. Ya un oráculo griego de la Antigüedad hacía la sabia recomendación: conócete a ti mismo.
En base a los resultados y efectos que se viven actualmente, la realidad actual muestra que gran parte de la humanidad no sólo se comporta así sino que ha hecho caso omiso de la sabiduría popular y de las recomendaciones para cambiar el modo de proceder. Por eso no es de extrañar que el mundo en su totalidad vaya en muchos sentidos de mal en peor, sobre todo porque las tragedias mundiales no se producen por sí solas, sino que es el ser humano el que las causa. Con que tengamos que cosechar sólo lo que nosotros mismos hemos sembrado antes, ya se ha solucionado la pregunta de: ¿por qué tales cosas nos atañen precisamente a nosotros? ¿Por qué lo ocurrido nos molesta, enfada, es más, nos pone furiosos y conduce no sólo a reproches sino a la enemistad con aquellos a los que achacamos la culpa?

Quien quiera cambiar su comportamiento tendrá primero que enfrentarse a su propio Yo. El ego, el yo tozudo, cabezota y sabelotodo que está en cada uno de nosotros, sin duda que nos pondrá dificultades, ya que está mal acostumbrado y se resiste a cambiar de actitud. O sea que si hacemos uso de la sabiduría popular, y decidimos simplemente dar vuelta la tortilla, adoptando una nueva actitud con el prójimo, basada en el respeto, en el cariño, en el aprecio o por último en el agradecimiento, ya se verá luz al fondo del túnel dentro de nuestra relación con él.

Quien desee ver todo lo dicho desde un punto de vista espiritual, con una base ciertamente más amplia y profunda, sin duda novedosa y en todo caso práctica, puede consultar los numerosos libros que ofrece una editorial alemana bajo www.editorial-la-palabra.com. Allí se encuentra literatura para superar muchas de las dificultades y debilidades que se han mencionado antes, bajo el punto de vista del cristianismo originario, que no está atado a dogmas, ritos, instituciones o jerarquías.

Juan Lama Ortega

www.radio-santec.com