Católicos en Chile bajan en un 17% pese a arribo de Francisco

21 Abril 2014

En Chile hay un 17% menos de católicos que en 1995. Pese a que la confianza en la institución ha crecido en la región desde que el Papa Francisco asumió el Pontificado, en Chile eso no ha permeado.

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Hace algunos días, Latinobarómetro presentó una encuesta que revelaba la disminución de los católicos en el mundo. La muestra llamada “las religiones en el tiempo del Papa” indica que en Chile los declarantes de esa fe han disminuido en un 17% entre 1995 y 2013.

La noticia reflota un fenómeno que por años se trabajó entre expertos: la religión católica perdía presencia, aunque más allá de los números siempre importaron las razones.

Marta Lagos afirmó que una de las conclusiones arrojadas por la investigación es la resistencia al cambio que tiene la Iglesia Católica. “Lo principal es que la religión católica es resistente al cambio, y a pesar de lo que sucede los católicos en Latinoamérica bajan muy poco, salvo en Chile. Esto no sucede en todas partes, no sucede en América Latina”.

Otro de los datos aportados, sería la creciente confianza entre las personas producto del arribo del Papa Francisco como líder máximo del catolicismo, situación que en Chile no se reflejaría con la fuerza de otras latitudes del continente.

Para Jaime Corio, Secretario de la Conferencia Episcopal, una de las razones que explicarían el proceso de la secularización nacional y la falta de confianza es “el impacto de los abusos y escándalos”, que serían “muy profundos en Chile”, reconoció.

A juicio de Marcial Sánchez, historiador experto en Iglesia católica, uno de los principales motivos del caso chileno es precisamente la poca empatía que ha tenido la Iglesia con las necesidades de las personas, situación que se completa con un mercado económico individualizador.

“A la iglesia católica le ha costado sintonizar con lo que la gente quiere y espera de un pastor. Con la llegada de Francisco esos números pueden revertirse, pero pasa por la calidad de ser católico en un mundo tan complejo como el que estamos viviendo”, dijo.

De ese modo, la presencia de Francisco inmediatamente se plantea como una fórmula de recuperación de los espacios perdidos. El Papa, su discurso renovador, sanador y cercano al “Cristo sufriente”, como tantas veces ha identificado a las poblaciones carenciadas del mundo, se aleja de la visión mercantil y utilitaria que por años se presencia en las curias eclesiales.

Pero, ¿qué pasa fuera de la figura de Francisco?, ¿Las preocupaciones del actual Pontífice trascienden sus preocupaciones personales y encuentran eco en las verdaderas intenciones de la iglesia?

Sánchez lo afirma. Para él, el discurso trasciende a la figura del hombre, convirtiendo a José Bergoglio en un preconizador del camino que se debe seguir: “Una cosa es que si hay seguimiento y otra persona continúa el camino de Francisco, esa persona deberá tener cierta entereza. Hay que esperar, y espero que el Papa tenga un tiempo importante a la cabeza de la Iglesia para preparar el camino venidero”.

“La Iglesia va más lento que los cambios propuestos por Francisco”, ahonda el historiador, lo que podría identificar esas diferencias sustanciales que muchos sectores sociales tienen con los actuales líderes católicos nacionales.

Respecto de los quehaceres urgentes de la Iglesia, los expertos coinciden en muchas tareas. Recordemos que durante la semana pasada, un grupo de manifestantes se acercó a la primera misa realizada por Ricardo Ezzatti en su condición de Cardenal: “Sabemos que hay religiosos que son buenos, pero con gente como (el ex arzobispo) Errázuriz y (el actual arzobispo de Santiago) Ricardo Ezzati no vamos a salir adelante nunca”, dijo Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de abusos de Fernando Karadima, refiriéndose a la falta de diálogo que la Iglesia ha mostrado en nuestro país, respecto de los abusos que se han cometido en contra de niños durante los últimos años.

Asimismo, está el antecedente de la investigación por la irregularidad en los procesos de adopción que enfrenta el sacerdote de los Sagrados Corazones, Gerardo Joannon.