21 de octubre de 2011: El famoso fin del mundo ¿Lo crees?

31 Mayo 2011

Con escepticismo -algunos- y pánico -otros- hemos visto desfilar a profetas e iluminados que insisten que nuestro final se acerca. Pero intentar adivinar el Apocalipsis no es sólo cosa de nuestra época, sino que se trata de un fenómeno social tan milenario como nuestra raza.

Cecilia Ananías >
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“Casi todos los estadounidenses creen que algún evento pondrá fin a la raza humana, probablemente debido a la mano del mismo hombre”. Este fue el resultado de una encuesta realizada por SciFi.com en el 2006. Desde una pandemia global hasta una tormenta solar: son miles de las teorías que se han hilado para explicar nuestro posible final.

Este año, un pastor evangélico estadounidense vuelve a predecir el Día del Juicio Final, tras un fallido intento que apuntaba al pasado 21 de mayo. Se trata de Harold Camping, quien ahora reitera que "El Rapto" (evento en el que sólo los buenos cristianos son arrastrados a los cielos) ocurrirá el 21 de octubre. La realidad es que "El fin del mundo" es una idea que se maneja desde tiempos inmemoriales. Las profecías fallidas datan desde el año 79 antes de Cristo, hasta nuestros días. Cometas, comienzos de milenio, erupciones volcánicas y terremotos ya han sido interpretados antes como el fin. El Día del Juicio Final se encuentra presente en casi todas las religiones. De hecho, hasta la National Geographic realizó un listado con las diez principales profecías fallidas a lo largo de la historia.

El Dr. Manuel Antonio Baeza es sociólogo y se especializa en el imaginario social y religioso. Explica que estos famosos “Nostradamus” surgen ante el histórico miedo que tenemos a lo desconocido: “Imaginariamente intentamos apoderarnos del tiempo, referenciándolo, poniéndole marcas. Y esto se puede hacer en tres dimensiones: pasado, presente y futuro.

Pero el futuro es una dimensión problemática ¿cómo me apodero del tiempo que aún no es? Si del tiempo futuro y no consumido... no sabemos nada. Nosotros avanzamos hacia lo desconocido”. Sin embargo el ser humano no renuncia e intenta posicionarse en el futuro “lo hemos hecho mediante la astrología, magia, adivinación e incluso la misma ciencia. Y la manera más duradera ha sido la religión y su promesa de un mundo que vendrá”, como explica el sociólogo. “Desde la teoría de los imaginarios sociales tiene un valor de atenuación a lo desconocido, al decir que la muerte no es el final, sino que un descanso. Y lo mismo ocurre al hablar de Apocalipsis y pensar en un final colectivo y de tal magnitud: no sólo se tratará de mi propia desaparición, sino la de todos”, puntualiza Baeza.

Lo mejor es hacer caso omiso de estos llamados y vivir cada día como si fuera el último… no porque vaya a ocurrir algo, sino porque así se disfruta más la vida.