Este es el primer capítulo de una sería de artículos escritos por Esteban Valenzuela Van Treek, Escritor, Dr. en Historia, académico de la U. A. Hurtado, quien además fue alcalde y diputado por Rancagua, quien realizó una recopilación de 100 rancagüinos de la historia y así comienza su ránking.

Mi mejor amigo es de Chillán y me llevó un día a una picada con paredes repletas de sus héroes y artistas, es Carlos Godoy Hernández, un destacado profesor que ya es más rancagüino con sus 37 años de avecindado. Y ahora Alejandro Witker de la revista Quinchamalí me pide desde Chillán pensar en Rancagua para un artículo de su bellísima revista donde la patria de las regiones surge fecunda, cosmopolita y constructora del tiempo y el espacio. Lo discutimos con un vino blanco del Itata y un pastel de jaibas en el restaurant de la pescadora La Morenita en Dichato.

Oscar Castro…y los otros (as)

Retomando textos fragmentarios publicador en la Revista El Alba y El Rancahuaso, Además de nuevas investigaciones, concluyo con estos tres dígitos bajo una estrella fulgurante que se asoma más alto que todos: el poeta del alba Oscar Castro Zúñiga (1); él es el habla que se reproduce, el dicho y el verso que se repite, los libros que se reeditan y piratean, el citado en los textos escolares, quien combina el amor profundo al terruño contra todos los que la desprecian a Rancagua, creando para ello el Grupo Literario Los Inútiles. El prosa se sumó al costumbrismo social crítico con novelas dolorosas como La Vida Simplemente, la saga policial y apasionada de Llampo de Sangro y Lina y su Sombra, el lirismo provinciano de flores, frutos y animales y rocíos en la Comarca del Jazmín, y los poemas universales y musicalizados por los Cuatro de Chile, tan señeros como Para que no me olvides y Romance de Barco y JUnco con música de otro rancagüino notable, el compositor Ariel Arencibia (2), quien es hijo del autor del himno de Carabineros, Arturo Arancibia (3) .Oscar Castro legó a Rancagua su viuda nonagenaria, Isolda Pradel (4) que siguió homenajeándolo cada Primero de Noviembre (murió en 1947, tempranamente a las 7 años). Los Inútiles perviven y en sus debates surgieron plumas irónicas y con descripción densa de la vida de la ciudad, donde resaltan El Remate de Raúl González Labbé (5) y el cuento Mister Jara de Gonzalo Drago (6).