El día que intentaron sobornar a la selección chilena

El día que intentaron sobornar a la selección chilena

02 Junio 2015

Una interesante historia, la cual se encuentra en el libro "La Roja: Historias de Copa América".

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Los periodistas Carlos González Lucay y Braian Quezada, sumadas a las estadísticas de Luis Navarrete, dieron forma al libro "La Roja: Historias de Copa América", trabajo en el que se relatan sabrosas anécdotas de Chile en el torneo sudamericano. Y una de ellas es esta, la cual cuenta como empresarios asiáticos intentaron sobornar a la escuadra nacional:

Sin la posibilidad de jugar las Eliminatorias para el Mundial de EE UU de 1994, la única motivación para el fútbol chileno era hacer una muy buena Copa América en Ecuador. La Selección seguía siendo comandada por Arturo Salah, quien apostó por un plantel conformado por varios jugadores del 91 y otros que se abrían paso, como Marco Antonio Figueroa y Richard Zambrano. La meta era clara: igualar o mejorar lo hecho en nuestro país, dos años antes.

Había un buen ambiente, los clubes chilenos venían de excelentes actuaciones internacionales. En 1992, Colo Colo conquistó la Recopa Sudamericana y la Copa Interamericana, mientras que Universidad Católica, unas semanas antes del certamen continental, logró el subcampeonato de la Libertadores. Asimismo, la preparación para el torneo en Ecuador daba para la ilusión: triunfos frente a Bolivia en Arica y La Paz; y ante Ecuador en Quito; más un empate y una derrota ante Colombia.

“La preparación fue importante. Llegamos bien y teníamos la confianza para avanzar por lo menos una ronda. Era una muy buena posibilidad y nos hicimos grandes expectativas”, comenta Patricio Toledo. Sin embargo, la derrota en el debut ante Paraguay significó un duro remezón para el grupo. El solitario tanto de Roberto Cabañas selló una ingrata jornada para la Roja, que buscó por todos los medios el empate y no pudo. Para colmo, el mal día tuvo un desastroso epílogo con la obscena patada de Javier Margas al autor del gol guaraní, que dejó a Chile con 10 hombres a pocos minutos del final.

El resultado y el patadón sacaron de sus casillas a Salah, tal como lo cuenta el arquero del equipo: “En el partido contra Paraguay vi muy enojado a don Arturo. Más que eso, estaba frustrado. Y nosotros también, porque teníamos la convicción de que ese partido lo ganábamos y lo terminamos perdiendo de una forma increíble. Desperdiciamos muchas posibilidades de gol. Más encima, Margas tira a Cabañas al otro lado de la reja. Obviamente, don Arturo lo levantó [a retos]. Aunque no era de garabatos, era capaz de matarte”.

A propósito de la personalidad del ex presidente de Blanco y Negro, el Pato rememora una sabrosa anécdota:“Me acuerdo de que una vez en un partido ante Irlanda se enojó conmigo en son de broma. Esa vez salí a cortar un centro con una mano, y en el camarín me dijo: ‘Sí, todos te felicitan. Pero me dejaste con los cocos acá arriba. Nunca más volvai a hacer esa hueá’”.

La derrota obligaba a vencer nada menos que a Brasil, equipo que había igualado sin goles ante Perú en el estreno. Al igual que para el duelo anterior, Chile no contaba con su gran carta de gol: Iván Zamorano. El delantero, que triunfaba en el Real Madrid, sólo se pudo integrar para el partido contra Perú, por lo que el DT debió echar mano a lo que tenía: el Fantasma Figueroa y Rodrigo Barrera. Sin embargo, el que se robó la película fue Richard Zambrano; el atacante de Universidad de Chile ingresó en el inicio del segundo tiempo, con el pleito empatado 1-1. Justo en el momento en que el Scratch se venía encima, el artillero respondió con dos golazos, que le dieron un merecido 3-2 a la escuadra nacional.

La alegría era total en el camarín chileno. El plantel se juramentó clasificar ante Perú, un rival que había igualado sus dos partidos. Un empate bastaba para quedar entre los ocho mejores del torneo. Y eso también lo sabía un grupo de empresarios asiáticos, tal como lo desclasifica Toledo: “Jugábamos el último partido con Perú. Nosotros con un empate clasificábamos, y se nos acercaron unos chinos o japoneses. Nos reunimos cuatro o cinco jugadores con estos tipos. Nos daban una gran cantidad de plata por empatar con Perú para que clasificáramos los dos, y Perú ya había aceptado. Nosotros, Jaime Pizarro, Mario Lepe, yo, el Rambo Ramírez y Vega dijimos ‘esto hay que decírselo a Arturo’. Nosotros sabíamos la respuesta, pero teníamos que comunicárselo. ‘Sabe profe que llegaron estas personas, nos ofrecieron tal y tal cosa por el empate y clasificamos los dos’. Arturo se emputeció y dijo ‘cómo se les ocurre, esto no puede ser. Estas cosas siempre se saben. Yo no estoy dispuesto a quemar mi trayectoria por un par de pesos’. Y lógicamente estuvimos de acuerdo con él. Y lo que son las cosas, en el partido perdimos 1-0 y a (José Luis) Sierra se le fue un penal”.

Efectivamente, ese partido fue uno de los más ingratos. Chile hizo el gasto y los del Rímac pusieron el gol, a través de José del Solar, mediante lanzamiento penal. Ni la presencia de Bam Bam, en dupla con Zambrano, pudo dañar a la aplicada defensa incaica. Y cuando se pudo, la Roja colaboró con el mentado penal de José Luis Sierra, que atajó de muy buena manera el portero Miguel Miranda, a los 69 minutos. De ese modo, se selló la eliminación de la Roja.

Inmediatamente las críticas se dejaron caer. El medio comenzó a pedir la cabeza de Salah, a quien no le quedó más remedio que renunciar a su cargo. Patricio Toledo describe la delicada situación: “Fue algo muy penoso. En una reunión que hicimos antes de llegar a Chile, él se despidió de nosotros. Nos agradeció el esfuerzo y cuando terminó de hablar se le cayeron sus lágrimas. Y a nosotros también, porque pensábamos que nosotros como equipo le habíamos fallado. Nosotros nos sentíamos muy culpables de lo que había pasado y le agradecimos todas las gestiones que hizo con nosotros y la manera cómo él nos trató. Él estaba muy triste, porque también se hizo una ilusión muy grande con respecto al campeonato. Nosotros, después del partido con Brasil, nos juntamos y dijimos que teníamos que clasificar. Por eso fue una frustración. Más encima perdimos un penal en un partido tan importante; fue un golpe muy duro. Y para Arturo fue el doble”.

Toledo confiesa que ese episodio nunca se le va a borrar de la memoria, por el carácter de Salah: “A todos los que les preguntes por Arturo te van a decir lo mismo: él era como un papá. Él siempre se acercaba mucho a conversar contigo. Si veía que estabas fallando en algo, él se acercaba y te lo hacía saber. Siempre pasaba por las piezas antes de dormir y hablaba por largo rato, si era necesario. Pero también cuando tenía que retarte, lo hacía sin problemas. Por eso, a mí me marcó mucho lo que pasó, porque ver a Arturo tan seco y luego verlo hablar de esa manera, con el cariño que lo hizo... Nunca lo imaginé. No era para menos tampoco. Era fuerte el tema”.

Luego de la salida de Salah, el fútbol chileno volvió a navegar por aguas turbulentas. Su puesto lo ocupó, por un partido, Nelson Acosta; luego, Mirko Jozic, quien no pudo replicar el éxito con Colo Colo. Tampoco convencería Xabier Azkargorta. El vasco, en todo caso, sería una fuente riquísima de historias y anécdotas, independientemente de que su expedición haya sido un rotundo fracaso.