Coya: De arrieros a mineros

Coya: De arrieros a mineros

18 Mayo 2015

El esplendor que vivió de Coya contrasta con la realidad de hoy de este poblado, donde la minería y los procesos políticos del país se vivieron en carne entre los habitantes de esta localidad.

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Por Joaquín Valenzuela y Nicolas Acevedo

Coya es un pueblo ubicado en la Cordillera de los Andes, en la comuna de Machalí, a aproximadamente 40 kilómetros de la mina El Teniente. Hasta 1905, Coya era un pequeño pueblo de arrieros cuya economía era pequeña y se basaba en la ganadería.

En mil novecientos cinco fue la cosa, llegaron los gringos gente re ingeniosa para construir aquí una central…” Así suena la paya de Máximo Muñoz; minero, folklorista, fundador y ex director de la radio Las Alturas de Coya, quien fue testigo viviente de la transformación de Coya de mano de la compañía norteamericana Braden Cooper Company.

Junto con la llegada de Braden Cooper Company,  llegó una colonia estadounidense que generó importantes cambios en el estilo de vida de los habitantes, el trabajo minero era muy bien remunerado, y existían muy buenas condiciones de vida. Teatro, salas de bowling, hospital de calidad, grandes colegios, entre otros. Hilda Venegas, pueblerina de toda la vida de Coya, expresa “En los años en que los gringos estuvieron en el pueblo, no hay nada malo que decir, tenían el pueblo bonito y pagaban muy bien, te lo digo porque yo trabaje para ellos”.

Pero esta época dorada del pueblo cordillerano no duraría para siempre. Con la nacionalización del cobre en 1971, la mina El Teniente pasaba a manos de la empresa estatal, Codelco. Este punto provocó la salida total por parte de los estadounidenses en Coya, y a su vez, esto produjo importantes cambios en la vida del coyino. “No a todos los coyinos le gustaba la idea de echar a los gringos, había gente de derecha que repudiaba el gobierno” cuenta Muñoz, mientras que Hilda nos confiesa que “cuando vino Fidel Castro a Coya, no toda la gente lo aplaudió, también le tiraron jabón para que se lavara la barba”.

Con la salida de los americanos, el apogeo de Coya comenzaría a caer. “La nacionalización del cobre claramente enriqueció a Chile, pero acá en Coya nos empobrecimos” expresa Muñoz. Con el cambio de administración de la mina, los mineros coyinos comenzaron a sufrir bajas en sus salarios y empeoramiento en las condiciones de trabajo, cosa que con la llegada de la dictadura se agudizo aún más. El día de hoy Coya guarda la evidencia de lo que fue su época dorada, sin embargo, ya no viven más de mil personas en él ya que muchas han sido desalojadas para la instalación de oficinas de El Teniente, pero la huella del cobre sigue en el colectivo de sus habitantes.

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