Los reconocidos suenan a pleonasmo innecesario, ya se ha escrito bastante sobre ellos, es más, existen múltiples antologías al respecto -que, por lo demás, iteran a los mismos y casi los mismos poemas-.
Recomiendo un voz que grita en su silencio inmerecido:
Juan Luis Martínez.
1. Antes que su hija de 5 años se extraviara entre el comedor y la cocina, él le había advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña, pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
2. Antes que su hijo de 10 años se extraviara entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes, él le había advertido: "-Esta, la casa en que vives, no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello y ancha tal vez como la aurora, pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
3. Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa, desaparecieran en el living entre unos almohadones y un Buddha de porcelana, él les había advertido: "-Esta casa que hemos compartido durante tantos años es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo, pero, estad vigilantes porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza".
4. Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrier, desapareciera en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso, él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío, por las ventanas de esta casa entra el tiempo, por las puertas sale el espacio; al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
5. Ese último día, antes que él mismo se extraviara entre el desayuno y la hora del té, advirtió para sus adentros: "-Ahora que el tiempo se ha muerto y el espacio agoniza en la cama de mi mujer, desearía decir a los próximos que vienen, que en esta casa miserable nunca hubo ruta ni señal alguna y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza".
Se olvida de muchos y de
Se olvida de muchos y de otros tantos.
Los reconocidos suenan a pleonasmo innecesario, ya se ha escrito bastante sobre ellos, es más, existen múltiples antologías al respecto -que, por lo demás, iteran a los mismos y casi los mismos poemas-.
Recomiendo un voz que grita en su silencio inmerecido:
Juan Luis Martínez.
1. Antes que su hija de 5 años se extraviara entre el comedor y la cocina, él le había advertido: "-Esta casa no es grande ni pequeña, pero al menor descuido se borrarán las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
2. Antes que su hijo de 10 años se extraviara entre la sala de baño y el cuarto de los juguetes, él le había advertido: "-Esta, la casa en que vives, no es ancha ni delgada: sólo delgada como un cabello y ancha tal vez como la aurora, pero al menor descuido olvidarás las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
3. Antes que "Musch" y "Gurba", los gatos de la casa, desaparecieran en el living entre unos almohadones y un Buddha de porcelana, él les había advertido: "-Esta casa que hemos compartido durante tantos años es bajita como el suelo y tan alta o más que el cielo, pero, estad vigilantes porque al menor descuido confundiréis las señales de ruta y de esta vida al fin, habréis perdido toda esperanza".
4. Antes que "Sogol", su pequeño fox-terrier, desapareciera en el séptimo peldaño de la escalera hacia el 2º piso, él le había dicho: "-Cuidado viejo camarada mío, por las ventanas de esta casa entra el tiempo, por las puertas sale el espacio; al menor descuido ya no escucharás las señales de ruta y de esta vida al fin, habrás perdido toda esperanza".
5. Ese último día, antes que él mismo se extraviara entre el desayuno y la hora del té, advirtió para sus adentros: "-Ahora que el tiempo se ha muerto y el espacio agoniza en la cama de mi mujer, desearía decir a los próximos que vienen, que en esta casa miserable nunca hubo ruta ni señal alguna y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza".