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Conozcamos el Binominal VI. ¿Podemos modificar el binominal sin que pierda sus virtudes?

11 Agosto 2008
Ya se acercan las elecciones municipales de octubre. Tu diario ciudadano te ofrece la posibilidad que entiendas todo sobre el sistema binominal.
Jorge Acuña >
authenticated user Corresponsal
Hemos tratado de demostrar que el sistema binominal no es ni tan perverso como algunos postulan ni tan perfecto como otros creen. Por esa razón plantearemos una alternativa que mejora el binominal sin cambiar sustantivamente el hecho de que se elijan dos escaños por distrito. La idea es mantener lo positivo del sistema binominal y mejorar lo negativo. Estamos plenamente concientes de las limitaciones que tiene hacer simulaciones en base a resultados electorales obtenidos con un sistema electoral diferente. Esas limitaciones se aumentan con los efectos sicológicos de los sistemas electorales, por sobre los efectos mecánicos.
Por lo mismo, toda simulación debe ser interpretada con cautela. Sin embargo, dado que nuestras propuestas mantienen como base un sistema binominal creemos más exacto simular usando los resultados electorales de diputados, pues el grueso de los efectos mecánicos y sicológicos con nuestras propuestas no deberían cambiar sustancialmente respecto del binominal.
Mantener las virtudes del sistema binominal y mejorar sus defectos se puede lograr sin necesidad de realizar grandes modificaciones al sistema actual. Sólo basta con aumentar los escaños del parlamento en ambas cámaras y hacer que estos sean asignados en forma proporcional y compensatoria con una barrera de entrada del 5%. Chile tenía un parlamento antes de 1973 de 150 diputados y 50 senadores con la mitad de la población actual. Por eso creemos que la Cámara de Diputados debe tener 150 miembros, en que se dejarían los actuales 120 miembros en los mismos distritos binominales y se elegirían otros 30 en un distrito único nacional en forma compensatoria. Para disputarse estos 30 escaños adicionales las listas deberán conseguir por lo menos el 5% de los votos a escala nacional. El voto seguiría siendo único y preferencial.
Veamos un ejemplo para comprender mejor su funcionamiento. Las listas A, C y J logran superar la barrera de entrada y sacan 40, 50 y 10% respectivamente. Con el binominal la lista A sacaría 55 escaños, la C 65, mientras la J obtendría 0 escaños. El sistema compensatorio toma en cuenta la totalidad de los escaños (150) y si la lista J sacó 10% entonces se le asignan 15 escaños de los 30 en juego, ya que no tenía ninguno. La lista A con su 40% merece 60 escaños y como tenía 55 se le asignan otros 5 de los 30 en juego. La C que sacó el 50% merece 75 escaños y como tenía 65 se le da 10 de los 30 en juego. Cabe señalar que si listas menores al 5% o independientes logran un escaño en los distritos binominales, este se les mantiene y simplemente se restan al total a la hora de asignar los 30 escaños adicionales. Los 30 asientos son atribuidos a cada lista conforme a sus más altas mayorías porcentuales dentro de los candidatos que no resultaron ganadores por el binominal. En consecuencia, solucionamos los tres problemas del sistema actual. Primero, permitimos que una tercera alianza (Juntos Podemos u otra) esté bien representada en el parlamento. Segundo, los perdedores con altas votaciones tienen una alta probabilidad de lograr un escaño. Finalmente, la competitividad es total, y no sólo intra-coalición, porque cada voto vale oro al momento de ganar uno de los 30 asientos adicionales. Todo esto se logra manteniendo los incentivos del sistema binominal para crear alianzas políticas fuertes y duraderas, y para dificultar la proliferación de partidos pequeños. Por lo tanto, estimulamos la estabilidad política y la gobernabilidad.
Proponemos que el Senado sea ampliado a 60 escaños. Dada su población, es necesario que la Región Metropolitana elija a 10 senadores, por lo que a las actuales dos circunscripciones le adicionamos tres más. Entonces, por el sistema binominal se elegirían 44 senadores y por el compensatorio nacional, 16. Por consiguiente, cada cuatro años se escogerían 30 senadores: 22 binominales y 8 compensatorios, con la barrera del 5%.
Para utilizar un ejemplo concreto, veamos las últimas elecciones parlamentarias. En las elecciones para renovar la Cámara de Diputados la Concertación obtuvo 51,76% de los votos y 65 escaños, la Alianza logró 38,72% de los votos y 54 escaños, Juntos Podemos Más logró el 7,4% de los votos y ningún escaño y la Fuerza Regional Independiente sacó el 1,17% de los votos y un escaño. Esta situación quedaría igual en cuanto a los escaños ya asignados, sólo que deben añadirse los 30 escaños adicionales compensatorios a las listas que superaron el 5%. Al ser compensatorio el universo que se debe tomar a la hora de hacer la repartición es la suma de los escaños asignados por el binominal, es decir, 120 y los escaños compensatorios, o sea, 30, lo que da 150. Pero como en este caso una lista que sacó menos del 5% de los votos válidos logró un escaño y debe respetarse, entonces, el universo se reduce a 149. Para asignar los escaños de utilizará el método de D´Hondt, el cual en asignaciones tan altas no realiza sobrerepresentaciones indebidas. De esta manera, la Concertación obtiene 79 escaños (52,67%) combinando los 65 binominales y 14 compensatorios. La Alianza logra 59 escaños (39,33%) uniendo los 54 binominales y 5 compensatorios. Juntos Podemos obtiene 11 escaños (7,33%), todos compensatorios. Finalmente la Fuerza Regional Independiente se queda con su escaño binominal (0,67%).
Si se analizan las diferencias entre votos y escaños es posible comprobar que la Concertación se sobrerepresenta en un 0,91 puntos porcentuales y la Alianza lo hace en 0,61. Mientras el Juntos Podemos se subrepresenta en 0,07 puntos porcentuales y la Fuerza Regional Independiente en 0,5. Por lo tanto, se obtiene una proporcionalidad casi perfecta, sin que se pierdan los incentivos para mantener los pactos. Esto último acontece porque la mayoría de los escaños se saca aún por sistema binominal y existe una barrera de entrada del 5% que incentiva a las alianzas políticas.
Hasta aquí llega el análisis del sistema binominal, espero les haya quedado más claro.
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