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¿Nueva Constitución?, ¿la mayoría no ha leído la actual? Echémosle un ojo

06 Noviembre 2019

Uno de los temores de la derecha es que una nueva Carta Fundamental estaría escrita a la pinta de la izquierda. Bueno, si leemos la Constitución actual, se nota que está escrita a la pinta de la derecha. La discusión está abierta, y será bastante larga.

Diego Escobedo >
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Una de las grandes críticas de quienes se oponen (sólo el 20% según las encuestas) es que la mayoría de los críticos jamás ha leído la Constitución. Echémosle una ojeada rápida, entonces.

Uno de los temores de la derecha es que una nueva Carta Fundamental estaría escrita a la pinta de la izquierda. Bueno, si leemos la Constitución actual, se nota que está escrita a la pinta de la derecha.

Ya en la primera página se deja entrever la ideología conservadora y gremialista de la Comisión Ortúzar y la Junta Militar encargada de redactarla.

Primera línea: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Hasta aquí todo bien, buena forma de empezar.

Pero el segundo y el tercer verso ya desentonan con el Chile actual: “La familia es el núcleo fundamental de la sociedad”. ¿Tiene sentido cuando la mitad de los niños de hoy nace fuera del matrimonio?, ¿o cuando todavía no reconocemos el matrimonio homosexual, o que estas parejas puedan adoptar?, ¿es porque ellos no son familia? Sumémosle que hasta el 2006 la ley todavía distinguía entre hijos legítimos e hijos “bastardos”. Suena medieval, pero fue recién el 2006, ¿increíble, no? A lo don Corleone, la familia lo es todo.

Después dice: “El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios”... ¿qué significa esto? Bueno, una de las grandes consignas del gremialismo, la “autonomía de los cuerpos intermedios”. Vale decir, un Estado chico y subsidiario, lo más lejos posible del “estatismo socializante” que llegó a su peak con la UP. Son las asociaciones de personas (gremios, sindicatos, juntas de vecinos…) las que pueden resolver sus problemas de forma más eficiente que el Estado, que siempre se llena de apitutados y operadores políticos. El Estado sólo apoya, pero no controla. Suena sensato, pero en la práctica esto se traduce en un Estado mínimo que no garantiza derechos sociales básicos (como educación, salud o pensiones). Quizás la aberración más grande de todas: este espíritu neoliberal ha permitido que Chile sea el único país del mundo donde el agua está privatizada. Se supone que el privado es más eficiente que el Estado y hará llegar el agua a donde antes no llegaba… por eso la sequía en el norte es sólo un espejismo, provocado por el exceso de calor.

Sigamos. El artículo 19 dice que la ley “protege la vida del que está por nacer”. Este fue uno de los grandes argumentos para oponerse al proyecto de aborto en 3 causales, decían que era inconstitucional. El último artículo que quería destacar: N°19, el Tribunal Constitucional (TC). Una institución que Jaime Guzmán copió de la España franquista, y que en la práctica actúa como una tercera cámara legislativa, bloqueando reformas estructurales. ¿Bien democrático, no? Cada vez que a la derecha no le parece algo, recurre al TC, lo que ha obstaculizado reformas como la gratuidad y el aborto. De ahí que urge replantearnos las atribuciones de esta institución. O eliminarla, ¿por qué no? Se justificaría, creo yo, si tuviéramos un Congreso unicameral. Pero en Chile ya tenemos una Cámara Alta que fiscaliza a la Cámara Baja, ¿se justifica otra cámara?

Hay muchas cosas más, pero son las que más me hicieron ruido tras una rápida releída. La discusión está abierta, y será bastante larga.

No faltará el que dirá: “La Constitución no resolverá todo mágicamente”. Es verdad, ya hay varias cosas que están en el papel y que en la práctica no se cumplen. Por ejemplo, “Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional (…) y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional”. Yo digo, por la misma razón, hay que ser más ambicioso: mientras más alto fijemos la vara, más cosas conseguiremos.

¿Pero es muy necesario cambiarla, no bastará con reformar algunas cosillas? Pues sí, la Constitución actual es la más reformada en la historia de Chile: 33 veces en total.

En 2005 el presidente Lagos eliminó los enclaves autoritarios (como los senadores designados) y cambió la firma de Pinochet por la suya. ¿Si ya es otra, entonces por qué la izquierda quiere cambiarla? Yo lo veo como la siguiente metáfora:

Si un padre le regala a su hijo de 12 años un par de zapatillas muy caras, todos lo felicitarán. A los 18 años esas zapatillas ya no le quedarán, ¿significa eso que hay que retar al papá por comprar esas zapatillas? Para nada. La Constitución de Lagos fue un avance, qué duda cabe. Pero el país cambió, las necesidades son otras y la ciudadanía está más exigente. La ley está al servicio de las personas, no al revés. Es la constitución la que se tiene que adaptar a los nuevos tiempos.

Fray Camilo Henríquez lo dijo allá por 1813: “El pueblo siempre tiene el derecho de rever y reformar su Constitución. Una generación no puede sujetar irrevocablemente a sus leyes a las generaciones futuras”.

Qué gran frase, el pueblo. ¿Por qué en Chile le tenemos tanto miedo a la palabra “pueblo”?, ¿o a la idea de una Asamblea Constituyente (AC)? Una AC no sólo se realizó en Venezuela y Bolivia, también en Colombia, Brasil, o en Europa (Italia, España, Dinamarca, Luxemburgo, Islandia, Finlandia, Noruega, Portugal).

Una apreciación (un poco más) personal: La Constitución de los Estados Unidos parte diciendo “we, the people”: nosotros, el pueblo. Y un largo y poético párrafo: “NOSOTROS, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de formar una Unión más perfecta, establecer Justicia, asegurar la tranquilidad interior, proveer para la defensa común, promover el bienestar general y asegurar para nosotros y para nuestra prosperidad los beneficios de la Libertad, establecemos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América”.

Una nueva Constitución, con una Asamblea Constituyente, es la ocasión perfecta para redactar algo un poco más motivacional que simplemente “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.

Una de las razones de por qué los norteamericanos veneran tanto su constitución es porque la conocen. En algunos colegios hasta la hacen memorizar a los alumnos (son sólo 4 páginas, es claramente más fácil que las 80 de nuestra constitución). Que comience con un párrafo tan inspirador, facilita la tarea.

En este minuto, el Parlamento está estudiando modificar el capítulo XV de la Constitución para llamar a la Asamblea Constituyente. Hay que estar atentos, esto apenas está empezando.

Imagen: Huawei / Agencia Uno

Ver también: Guasón da más miedo que It: La crítica social que hace es feroz

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