Desde un lugar precioso y lejano de ustedes, comuna de Curarrehue, Region de la Araucanía, me compromete el deber de agradecer la atención brindada a nuestra madre, Olga Margarita Monasterio Gálvez, el año 2006, donde nos tocó vivir la inmensa pena de su partida. A pesar de ello, tuvimos la gran suerte de contar con un valioso personal humano que la atendió en la UTI Y UCIM, tanto el personal de servicios menores, enfermeras, médicos, etc. tuvieron la mejor disposición, atención, voluntad, amor para darle a nuestra madre y las mejores y oportunas respuestas a nuestras inquietudes y dudas con respecto a su enfermedad. La hermosa ciudad de Rancagua se llevó a una bellísima persona, que siempre estará en nuestras vidas y corazones, pero también nos demostró que aún quedan personas, de gran valor humano que merecen nuestro reconocimiento. Jamás los olvidaremos y en especial una inmensa gratitud hacia el Dr. Leopoldo Avendaño, quién demostró sus tremendas capacidades profesionales y humanas, un hombre que en nuestro dolor supo darnos un gran apoyo y fuerzas para enfrentar la partida de nuestra mamá.
Muchas veces creemos que en un servicio público, nada de esto es posible, pero Gracias a Dios, todavía existen personas que vale la pena considerar y agradecer. A pesar de las tremendas falencias en el sistema de salud público, tuvimos en ese Hospital una excelente disposición y atención. Gracias a todos los que de alguna manera hicieron posible que mi viejita tuviera un buen pasar, dentro de sus condiciones por ese centro asistencial. Muchas gracias, y no cambien con nadie, muchas veces una buena respuesta es mejor que el dinero.
Desde un lugar precioso y
Desde un lugar precioso y lejano de ustedes, comuna de Curarrehue, Region de la Araucanía, me compromete el deber de agradecer la atención brindada a nuestra madre, Olga Margarita Monasterio Gálvez, el año 2006, donde nos tocó vivir la inmensa pena de su partida. A pesar de ello, tuvimos la gran suerte de contar con un valioso personal humano que la atendió en la UTI Y UCIM, tanto el personal de servicios menores, enfermeras, médicos, etc. tuvieron la mejor disposición, atención, voluntad, amor para darle a nuestra madre y las mejores y oportunas respuestas a nuestras inquietudes y dudas con respecto a su enfermedad. La hermosa ciudad de Rancagua se llevó a una bellísima persona, que siempre estará en nuestras vidas y corazones, pero también nos demostró que aún quedan personas, de gran valor humano que merecen nuestro reconocimiento. Jamás los olvidaremos y en especial una inmensa gratitud hacia el Dr. Leopoldo Avendaño, quién demostró sus tremendas capacidades profesionales y humanas, un hombre que en nuestro dolor supo darnos un gran apoyo y fuerzas para enfrentar la partida de nuestra mamá.
Muchas veces creemos que en un servicio público, nada de esto es posible, pero Gracias a Dios, todavía existen personas que vale la pena considerar y agradecer. A pesar de las tremendas falencias en el sistema de salud público, tuvimos en ese Hospital una excelente disposición y atención. Gracias a todos los que de alguna manera hicieron posible que mi viejita tuviera un buen pasar, dentro de sus condiciones por ese centro asistencial. Muchas gracias, y no cambien con nadie, muchas veces una buena respuesta es mejor que el dinero.