Don Sergio, créame que le encuentro la razón. Es demasiado efectivo que a nuestros hijos le enseñemos principios y valores para que ellos, en su vida, vayan actuando bien. Yo lo hago y me siento feliz.
El problema, don Sergio es que quienes cumplimos con esa misión correcta, de criar cristianos y correctos a nuestros hijos, igual tenemos que enfrentar la vida en la suciedad, los grafitis, la basura, los bienes públicos rotos... Y ¿por qué? Simplemente porque hay papitos que no cumplen con la misión de entregar consejos, preparación y valores. Entonces se forma un círculo vicioso y basuriento, donde lo único que va quedando a mano y visible es solicitar la mano a la autoridad competente, para que ponga mano dura y enseñe la limpieza y buenas costumbres a los ciudadanos. Si no hay obediencia, las multas son una muy buena posibilidad. Eso creo. O que se pague con servicios públicos, aferrados a una escoba, brocha y pintura.
Don Sergio, créame que le
Don Sergio, créame que le encuentro la razón. Es demasiado efectivo que a nuestros hijos le enseñemos principios y valores para que ellos, en su vida, vayan actuando bien. Yo lo hago y me siento feliz.
El problema, don Sergio es que quienes cumplimos con esa misión correcta, de criar cristianos y correctos a nuestros hijos, igual tenemos que enfrentar la vida en la suciedad, los grafitis, la basura, los bienes públicos rotos... Y ¿por qué? Simplemente porque hay papitos que no cumplen con la misión de entregar consejos, preparación y valores. Entonces se forma un círculo vicioso y basuriento, donde lo único que va quedando a mano y visible es solicitar la mano a la autoridad competente, para que ponga mano dura y enseñe la limpieza y buenas costumbres a los ciudadanos. Si no hay obediencia, las multas son una muy buena posibilidad. Eso creo. O que se pague con servicios públicos, aferrados a una escoba, brocha y pintura.