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José Alejandro Bernales: General Lenguaraz

16 Febrero 2008
El general Director de Carabineros José Alejandro Bernales es un borderline. Está ahí, pisando la raya. Y para un uniformado salirse del marco de sus competencias significa insubordinación.
Wilson Tapia Vi... >
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El general Director de Carabineros José Alejandro Bernales es un borderline. Está ahí, pisando la raya. Y para un uniformado salirse del marco de sus competencias significa insubordinación. Hasta ahora nadie le ha dicho que se pasó, pero no es porque no lo haya hecho. Quizás todo lo que sea darle al bombo de la inseguridad cuenta con el beneplácito culpable de las autoridades. ¿Por qué? Porque la agenda de los temas fundamentales no los pone el gobierno, sino quienes manejan el poder real. Y a aquellos les interesa que la represión aumente y la sociedad se encuentre lo más aterrada posible. Así se somete a los pueblos. Y no sólo ahora.
Esta vez el general Bernales se valió de un suceso luctuoso, lamentable, terrible. Dos servidores públicos, el cabo primero Carlos Cuevas Golmo y el cabo segundo Job Isaías Burgos, fueron asesinados en una emboscada cuando cumplían con su deber. Un hecho repudiable que la sociedad debe condenar con toda energía. Pero tiene que hacerlo a través de quienes corresponde, mientras exige que cada cual asuma sus responsabilidades.
El general Bernales optó por culpar a los jueces, porque los sospechosos detenidos por el crimen tienen prontuario y estaban en libertad. Luego aclaró que se refería sólo a algunos jueces, que la suya no era una crítica al Poder Judicial: “No me corresponde”, reconoció.
Efectivamente, general, no le corresponde. No porque tenga a su disposición toda la batería comunicional que posee la derecha en el país, puede darse el lujo que marcar ciertas pautas a un Poder del Estado que dice respetar y debe hacerlo. Es su obligación. Pero al actuar como un general lenguaraz el reconocimiento de esa responsabilidad lo transforma en mera hipocresía.
No es la primera vez que se comporta así. El año pasado, previo a la conmemoración del Día del Combatiente y en medio de las protestas por el Transantiago, advirtió que Carabineros estaba siendo sobrepasado. Que no contaba con el número de efectivos ni con los implementos adecuados para hacer frente a la mega amenaza que se cernía. En otras palabras, que los santiaguinos estábamos indefensos ante la violencia. Provocó una estampida hacia los barrios altos de la ciudad. Por primera vez no hubo atochamiento en la Costanera Norte en la hora peak de la tarde. En definitiva, no se produjo ninguna situación que justificara el exabrupto del general.
Carabineros ha sido una de las instituciones estatales que más ha crecido en estos años de democracia recuperada. Y los jueces que el general critica han transformado a Chile en el segundo país del continente, después de Estados Unidos, en tener la mayor cantidad de presos en relación con su población.
Cuando se le sugirió al general que tal vez los carabineros asesinados estaban mal apertrechados, se apresuró a contestar que no. Las razones del crimen había que buscarlas, aparte de en la lenidad de los jueces, en la creciente violencia de los delincuentes y en el mejor armamento de que disponen. ¿Y si el general sabe eso, por qué no dota de implementos adecuados a sus hombres? ¿No se le ha ocurrido pensar que con una delincuencia más violenta y que cuenta con armamento sofisticado está mandando a la muerte a sus subordinados? ¿Tiene algún atisbo de autocrítica, general? ¿O, como en el caso del año pasado, quiere utilizar el crimen de los cabos Cuevas y Burgos para lograr más presupuesto que después utiliza mal?
Detrás de estas manifestaciones de un típico borderline uniformado, Bernales esconde a un personaje que no reconoce la democracia. A propósito del crimen, también se refirió a la forma que tiene nuestro ordenamiento jurídico. Y fue directo al grano en relación con la reincidencia. Para graficar mejor su visión, puso el ejemplo de la Presidenta de la República que es constantemente hostigada por las líderes de los deudores habitacionales. Relató que han sido detenidas 25 veces, siguen en libertad, y ahora intentan impedir el descanso de la primera autoridad del país. A su juicio, allí debería operar la reincidencia y las dirigentas pagar con cárcel la osadía de defender lo que estiman sus derechos conculcados.
Lo que quiere arrasar, general, es la esencia de democracia. En ella, cada ciudadano puede dar a conocer su manera de pensar. Si se pasa de la raya, como usted, debe ser sancionado. Para eso existe el ordenamiento jurídico y la tipificación de las faltas. Aplicar las leyes le corresponde a los tribunales. Su trabajo es la prevención del delito y hacer que las resoluciones judiciales se cumplan, no imponerlas a su amaño. Porque si esto último ocurriera estaríamos todos presos, incluyéndome por decirle que es un borderline de pensamiento antidemocrático.

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