La tarde del martes llamé por teléfono al secretario ejecutivo del Consejo Regional de Monumentos Nacionales, Héctor Henríquez Tobar, preocupado por la nula acción de parte de los religiosos de la Orden de La Merced para proteger las ruinas del antiguo Convento San Ramón de Nonato (que el próximo año cumple 250 años de su fundación) y, ante las lluvias inminentes que terminan por destruir el escaso patrimonio arquitectónico y cultural que aún queda en nuestra histórica ciudad.
Después de la llamada comenzó la lluvia, quedamos en juntarnos a las 9 AM del día miércoles. Llegué puntual, a la misma hora salía el sacerdote encargado de la Iglesia por la puerta de la parroquia, no me divisó, pasó por al lado de Héctor Henríquez que venía llegando a 30 metros. No molestamos al sacerdote en su trayectoria y nos pusimos a conversar del problema. A la demolición clandestina de gran parte de la esquina sur poniente de la manzana del sector ,y respaldándose en un decreto del alcalde Carlos Arellano que les permitió demoler la fachada norte de la plazuela, aún quedan elementos que se pueden salvar. Tales como, añosas estructuras de adobe, piso de ladrillos cuadrados, muros de más de un metros veinte de ancho, envigados de maderas nobles y cubiertas de bicentenarias tejas.
Pero, a la paralización de las demoliciones ante mi denuncia hace seis meses, igual siguieron con la destrucción. Sacaron las cubetas de teja de arcilla bicentenaria de la que podría ser la primera habitación de la ciudad, quedando al desnudo las estructuras interiores. No pudimos entrar al recinto, el sacerdote volvió a los 15 minutos e intercambiamos algunas palabras. Héctor le señaló que el muro del rincón de la Plazuela en el cual se cobija una pequeña ermita con la imagen de la Virgen de la Merced se encuentra expuesto al deterioro, el muro ancho de adobe no está cubierto con tejas. El sacerdote respondió que le iban a colocar plástico. Y respecto a la hermosa, proporcionada y antiquísima estructura de adobe, madera y tierra sobre la cubierta de la habitación, le expresamos que si la podría proteger y señaló: "Y para qué, mejor que se caiga todo". Conocido es por todos que Falabella está interesada en comprar (si es que ya no lo compró) el terreno y construir un supermercado.
Existe un proyecto presentado por Falabella ante el Consejo de Monumentos Nacionales y , un juicio por las demoliciones clandestinas realizadas en la cual tomó parte el Consejo de Defensa del Estado, de acuerdo a lo señalado por Héctor Henríquez Tobar en la cita.
La historia de la Orden de la Merced es muy rica pero desconocida por la sociedad civil. En esa manzana declarada “Zona Típica”,se formó una “doctrina” Mercedaria en los ranchos indígenas, luego se consolidó un villorrio que le denominaron “pueblo de indios”. Posteriormente la Orden construye “casa y parroquia”.
Más tarde se trazaba la ciudad y llegaba el dominio militar y civil por órdenes del virreinato del Perú y la Capitanía de Santiago(1743),Manso de Velasco funda oficialmente Rancagua. Más tarde se fundó el Convento San Ramón Nonato (1758), según los textos de la misma Historia de la Orden de La Merced en Chile, desde sus orígenes hasta la formación de la República y de antecedentes de la Dirección Nacional de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM).
Entonces, dada la importancia histórica de la manzana declarada “Zona Típica” para la identidad cultural y patrimonial de la ciudad de Rancagua ¿Podemos permitir que se borre entre intereses de privados el sentido histórico de un terreno de la ciudad que es parte de su capital o patrimonio cultural? Sin lugar a dudas, que es un buen negocio para los intereses privados inmediatistas, pero un muy mal negocio para toda la ciudad de Rancagua. Y que a partir de los sucesos históricos de esa manzana se puede conservar la esencia de la memoria histórica de Rancagua, y dejar el legado para el futuro de hechos culturales que muy bien le hacen al alma de la ciudad y de Chile, porque se trata del lugar en donde se origina la ciudad.
En consecuencia, es sitio arqueológico, patrimonial y de la gesta histórica de la batalla que marco el cambió un periodo clave de la historia de Chile. El debate de las ideas progresistas de la época contra el colonialismo español y la revolución (formación de la “chilenidad y libertaria)” que culminó en la “Batalla de Rancagua”.