Tal como lo hiciera en su Facebook el Secretario General de RN, Mario Desbordes, yo igualmente aplaudo la actitud democrática de la Concertación, que buscó elegir a varios de sus candidatos a alcaldes, desde la propia base. Una señal importante y positiva, pero que, no obstante, se vio empañada y menoscabada por el escaso interés de la gente en participar, más si consideramos que hace sólo una década la Concertación aún era un bloque que cosechaba éxitos en las urnas y gozaba del respaldo mayoritario que le impedía el acceso al poder a la Alianza.

Pero es que el desgaste es grande y no se aprende de los errores. Los resultados de las encuestas nacionales más importantes arrojan que los chilenos no confían o no respaldan a los tradicionales dos grandes (o ex grandes) sectores políticos. La identificación de las personas con uno u otro sector, suma algo más del 30%, lo que muestra irrefutablemente que cerca de un 70% no está conforme.

En Rancagua, pese a la incorporación de nuevos votantes debido a la Ley de Inscripción Automática y Voto voluntario, que eleva el “padrón electoral” muy por encima de las 100.000 personas, apenas acudieron desde el “Mundo Concertacionista”, ese que arrasaba, que venció con el NO en 1988 y triunfó en 4 elecciones presidenciales consecutivas, ¡apenas 3.500 personas!.

Solamente 3.500 rancagüinos fueron el resultado del trabajo, convencimiento y acarreo de 4 líderes de la Concertación, claro que ninguno nuevo, ninguno emergente, sino los rostros de hace 20 años que entre pactos, disputas e historias han protagonizado las acciones de su sector, ya muy disminuido. Estas 3.500 personas cautivadas por Arellano, Ortiz, Guiñez y Sule no logran sumar la votación necesaria en la capital regional para elegir a medio concejal.

Bochornoso y preocupante, espero sinceramente que la ausencia de electores no sea tan masiva en los comicios municipales del 28 de Octubre.

A la salida de uno de los locales de votación vi a Sule exclamar “Esto es un triunfo de la Derecha”. Ojalá así fuera, pero creo que sus palabras son el resultado de una jornada extenuante. ¿Qué habría pasado si la Alianza hubiese llamado a primarias comunales públicas?, no lo sabremos, pero me atrevo a decir que algo similar. Poca participación, poco interés, poca mística.

Lo trágico es que en Rancagua y comunas cercanas, varios candidatos derrotados culparon a la gente. Quizás en esas reacciones está gran parte de la respuesta para aquellos que se afligen por su escaso respaldo.No existe capacidad de autocrítica, de reinventarse, de retomar la carcanía con la gente y los problemas reales. Nadie piensa qué se hizo mal. Siempre va a ser más fácil echar la culpa al pueblo, a los votantes o cualquier cosa ajena a nuestros propios errores. Así se sigue en un círculo vicioso y la política tradicional continuará decayendo y muriendo en beneficio de los movimientos sociales, las causas medioambientales, las cruzadas gremiales o estudiantiles que han aprendido a sintonizar más con la realidad y las prioridades.