ESCUCHE: Pink Moon de Nick Drake

“No tengo nada más que decir” fueron las únicas palabras de Nick Drake después de dejar en el estudio de su productor las grabaciones para Pink Moon. Dos sesiones de dos horas, después de medianoche, fueron suficientes para dar forma a esta placa de admirable sencillez y sinceridad. En menos de media hora, tiempo que dura el disco, se nos muestra al hombre detrás de esas guitarras transportadas, afinadas de formas diversas y de esa voz frágil, un hombre de crónica timidez que rara vez tocó en vivo y que, al igual que muchos artistas visionarios, no tuvo la oportunidad de ver florecer su obra. Una sobredosis de pastillas para el sueño fueron razón de su temprana muerte a la edad de 26 años, una muerte que quizás da cuenta de su intención de sumirse en un mundo onírico, en el mundo de sus canciones, que era lo único que tenía después de haber entregado todo sin recibir nada.
El disco data de 1972 y está compuesto e interpretado íntegramente por Nick Drake. Salvo en Pink Moon donde la sutil intervención de un piano, tocado por el mismo Drake, nos prepara para una calma estadía que finalmente termina remeciéndonos, las demás canciones del disco nos muestran a un músico escudado nada más que por su guitarra y revelan al autor desde sus profundos miedos, decepciones y nostálgicas alegrías. El disco parece hablar acerca de la extrañeza del mundo, de la rara experiencia que es permanecer vivo. En Place to Be ésto se hace patente cuando reclama “un lugar para estar” como bien lo dice el título. Esta obra delata su soberana desorientación existencial, la sensación de un mundo y una vida que le parecen ajenos pese a guardar un especial vínculo con ellos.
Inglés nacido en Birmania, y especializado en literatura inglesa, Nick Drake nos recuerda por momentos a los poetas malditos, especialmente a William Blake por la coincidencia temática de su arte. Más allá de las formas disímiles que utilizan para abordar temas comunes, comparten resignación, desencanto y alienación, el arte como el desaguadero del alma, las forma más pura de la catarsis. La concisa obra de Drake es una tragedia, una placa de culto que va más allá de los afanes revisionistas, esotéricos y esnobistas del pop.
Escuche con nosotros a este fanático de Bach, que vivió gran parte de su juventud tardía sólo en un yate. Un disco para escuchar con atención algún domingo mal aprovechado o un crudo invierno enclaustrado, un disco que si no lo incita a desaparecer del mundo y fundirse con el mar o una roca, lo terminará por inspirar y fortalecer.
Abajo podrá escuchar tres canciones completas del disco:
Pink Moon:

Place to Be:

Road:

Escucha previews de 30 segundos de todas las canciones aquí y en la Feria del Disco se puede comprar el album.