Y todas fueron Cenicientas…

Y el príncipe se casó con la hermosa joven y vivieron muy felices para siempre…”, así termina el cuento llamado Cenicienta. Cuento cuya versión más famosa fue hecha por el francés Charles Perrault (1628-1703), y que en 1950 adaptó Walt Disney al cine, dejando una marca profunda en las mujeres de nuestro siglo.

El clásico argumento de historia popular de injusta opresión/recompensa triunfante :

“El argumento usual gira alrededor de una hermosa muchacha privada de su verdadero estatus dentro de su familia y al que se le da el cruel apodo de “Cenicienta” por su malvada madrastra y sus feas hermanastras. Forzada a una vida de servidumbre doméstica, de ahí el apodo, ya que debe permanecer en el hogar de la chimenea. Cenicienta acepta la ayuda de su espíritu protector (hada madrina) que la transforma para acudir al baile real y atraer la atención del bello príncipe.”

Porqué me acuerdo de ésto?, primero porque la invasión mediática hacia nuestras hijas en torno a las princesas es sorprendente, y además porque hace un tiempo una amiga muy querida me decía: “como que todavía espero que llegue el príncipe..”, luego mi hija me dice: ” mamá, en esa foto donde estabas vestida de princesa en ese castillo…”.

Es así cómo ves a muchas mujeres como siguen creyendo y persiguiendo el mismo camino, como si fuera un patrón, y como el medio, el consumo, la iglesia… alimentan el cuento de hadas.., una marca que logra ir más allá.

El mensaje es un llamado a despertar.., a no creer en cuentos de hadas, y que para despertar no necesitamos el beso del príncipe…sólo basta ver las estadísticas:
En Chile, según el Instituto Nacional de Estadísticas, actualmente las nulidades matrimoniales han aumentado un 100% en comparación al año 1980.
· El 50% de los matrimonios termina en separación, es decir, uno de cada dos.
· Del 50% restante, muchas parejas nunca llegan a separarse, a pesar de no ser felices.
· Los hijos de padres separados, tienen una alta probabilidad de hacer malos matrimonios.
· Las personas con problemas de pareja rinden laboralmente, en promedio, un 18% menos.