“FIA ha aportado 1.942 millones de pesos a la Sexta Región”

¿Existen proyectos concretos para la VI región? ¿De qué tipo?
Por supuesto. La Fundación ha apoyado más de 60 proyectos de innovación en la VI Región, de varios tipos y orígenes. La mayoría ha sido presentado por particulares interesados en promover un cambio a nivel local y regional, y también hemos respaldado proyectos de instituciones o centros de investigación o académicos que funciona en la zona.
Este apoyo a proyectos de la Sexta Región se entiende pues hasta ahora la Fundación ha actuado siguiendo una lógica de mercado, es decir, respondiendo a las demandas que le llegan de manera anual mediante sus distintos instrumentos. Es decir, ha sido la propia Sexta región y sus actores relevantes en el ámbito productivo quienes se han acercado a FIA para solicitar respaldo a sus procesos de innovación y modernización.
Como resultado de esta política de fomento productivo, puedo informarles que desde el año 1981 FIA ha entregado un total de $1.942.553.462 (mil 942 millones de pesos), los que han sido invertidos en 66 distintos proyectos, de los cuales ha habido iniciativas que van desde controlar biológicamente las plagas, por reaprovechar las salineras mediante el cultivo de un crustáceo, mejoramiento de la producción de camélidos, hasta impulsar fuertemente la agricultura familiar campesina del secano.
Entre los proyectos fuertes y de gran impacto que hemos trabajado por muchos años están los de producción de aceite de oliva y los de ganadería ovina, donde hemos impulsado un modelo de producción orientado a los mercados de exportación, con muy buenos resultados hasta la fecha.
Los rubros que han sido apoyados en los últimos años son Tubérculos, Cultivos Industriales, Gestión, Viñas y Vides, Hortalizas de Frutos y de Hojas, Carozos, Bovinos de carne, Cultivos Forrajeros, Berries, Aves tradicionales, Peces de agua dulce y/o estuarina, Olivos, Ratites, Cítricos, Plantaciones Forestales no Tradicionales, Cereales, Pomáceas y Ovinos de carne, entre muchos otros.
¿Cuál es su opinión respecto a la crisis de los maiceros en la VI Región? Y ¿Existe algún proyecto relacionado con el uso del maíz y el etanol como nuevo sucesor de la bencina?
El problema del maíz es complejo, a pesar de que el rendimiento del cereal es en general muy bueno en la región. Los costos para producir con las tecnologías apropiadas son altos, en consecuencia, muchos productores tienen retornos incluso negativos a los precios que se comercializa el maíz. Aquí hay problemas de mercado, de atomización de la oferta (muchos productores que ofrecen el maíz) y un poder comprador concentrado en grandes empresas con alto poder negociador. Además, las condiciones en las que se comercializa no son del todo transparentes, como la calidad y la evaluación del grano: humedad, impurezas, etc.
Adicionalmente, existe una importante importación del grano principalmente de origen argentino a precios muy competitivos. En este contexto, hay muchos productores que pueden seguir compitiendo, pero hay otros que deberán obligatoriamente mejorar su competitividad, si no quedarán fuera. La gran receta es:
a) Seguir mejorando los rindes y bajando los costos de producción
b) Mejorar las condiciones de negociación y transparencia de los mercados.
Por otra parte, se está dando una alternativa que debe ser evaluada con mucha precisión: la producción de etanol a partir de maíz, que se puede mezclar con gasolinas para contribuir a mejorar la matriz energética de nuestro país.
Cálculos preliminares y teóricos indican que si Chile sustituyera un 10% de la gasolina que se consume en el país al año por etanol producido de maíz, implicaría del orden de 60 y 65 mil hectáreas de maíz destinadas a esta producción, en un contexto donde Chile produce algo más de 100 mil hectáreas entre la Sexta y la Séptima Región.
¿Qué tipo de ayuda que se les pueda prestar a los maiceros en estos momentos?
El lunes recién pasado se suscribió en la Intendencia de la Sexta Región un Protocolo de Acuerdo de la mesa de trabajo del maíz que se instaló para superar los problemas inmediatos, para lo cual el Gobierno dispuso de $1.500 millones de pesos para apoyar a los productores del grano.
Estos recursos son para apoyar en el costo de incorporación de rastrojos y para mejorar el paquete tecnológico que permita aumentar la competitividad de los productores. Este es un primer paso, porque dicha mesa seguirá trabajando con las autoridades del Gobierno central y regional y de los productores, cuya vocera, Gloria Paredes, ha cumplido un extraordinario papel. Para ella, quisiera hacer aquí un reconocimiento público por su conocimiento del sector, pues ha representado a la inmensa mayoría de los productores con mucha claridad para exponer los problemas y por su capacidad para buscar soluciones concretas.
El camino de solución de los problemas siempre es el diálogo, al cual debemos destinar nuestros mejores esfuerzos dada la precariedad, debilidad y la falta de organización sólida de los productores.
¿Cuál es el aporte de la Fundación para la Innovación Agraria a nuestro país?
La misión de FIA es promover y fomentar la modernización y transformación de la agricultura chilena, en particular de los procesos y productos de nuestro campo, a través de instrumentos financieros específicos que permitan hacer innovación.
Esta institución pertenece al Gobierno de Chile, por ello, una de nuestras labores más urgentes es trabajar para quienes más lo necesitan, que en nuestra área se conocen como la Agricultura Familiar Campesina, que son todos esos pequeños campesinos y productores que no han podido incluirse e integrarse de manera exitosa al carro de la modernización. Es justamente para ellos que estamos haciendo nuestros mayores esfuerzos durante este periodo.
La innovación agraria, tal como nosotros la entendemos, no se refiere únicamente a traer cosas nuevas, procedimientos exóticos o tecnologías revolucionarias. La innovación puede hacerse perfectamente también con rubros y procesos tradicionales, con la única diferencia de agregar algún elemento nuevo que permita elevar la competitividad y de manera simultánea la rentabilidad del proceso y aumentar las posibilidades de que el negocio agrícola funcione. O sea, la innovación es perfectamente posible para todos, sin necesidad de grandes tecnologías o grandes inversiones de dinero. Para innovar es necesario tener un espíritu innovador, una cultura de innovación permanente, una forma de ver las cosas que permita ir siempre adecuando y mejorando los procesos a las nuevas demandas de los mercados.
En este sentido, la Fundación ha cumplido un rol fundamental en los últimos años para la agricultura del país. Por ejemplo, entre el año 2000 y el 2005 FIA apoyó 195 nuevos proyectos de innovación, con un aporte financiero de 15 mil 291 millones de pesos.