Los maiceros están viviendo por estos días una pésima etapa, principalmente en la zona de San Vicente, Pichidegua y al interior de Palmilla y Chépica. No sólo deben luchar por su negocio dentro de la comuna, sino también comienzan una batalla titánica en buscar apoyo del gobierno, frente a la competitividad que existe con los valores del maíz internacionalmente. Para nosotros es muy razonable que ellos hayan tomado la iniciativa de acercarse a las autoridades pertinentes con la finalidad de encontrar soluciones al problema económico y social que les afecta.
Ciertos sectores políticos han manifestado la falta de disposición por parte del gobierno y consideran que se han portado de manera indiferente ante la crisis que viven los agricultores de la VI región. Se ha solicitado que se establezca un Fondo de Compensación para estos, similar al que opera en otros ámbitos productivos, lo que podría aliviar a muchos pequeños y medianos productores que no están recuperando los costos invertidos en la siembra y cosecha.
Una de las soluciones es la reinvención de esta agricultura. El reinventarse lleva a preguntarse cuáles son las áreas de desarrollo donde tengo más oportunidades y hacia donde debo mover mi negocio. La respuesta no es fácil, pero tampoco lo fue para países como Nueva Zelanda que con una alta producción de leche se organizaron y se convirtieron en los mayores exportadores de este alimento. Cabe mencionar que la agricultura, el sector más sensible de la economía neozelandesa, se ha vuelto cada vez más productiva y competitiva. Actualmente, los productores lecheros neozelandeses cuentan con 98 subsidiarias y 19 compañías asociadas en todo el mundo, participando en un 2% en el mercado mundial. La producción es exportada casi en su totalidad, representando el 21% del valor total de las exportaciones del país con un monto de 2.392 millones de dólares USA.
Por su parte, el gobierno tiene la voluntad política para trabajar en esta problemática, hasta crear un sistema que permita enfrentar cada año con un método de solución que ayude a paliar las consecuencias cuando el precio del maíz decaiga. Tampoco podemos dejar de lado nuevas e innovadoras políticas de gobierno que ayuden a la reconversión de estos agricultores y ¿por qué no?, pensar en nuevas tarifas que sí los beneficien.