Sitio histórico del siglo XVIII es protegido tras años de abandono

16 Marzo 2006

6 años han tenido que esperar los empedrados y acequias históricas tras su descubrimiento en el año 2000 para ser rescatados, en pleno centro de la histórica plaza del la Batalla de Rancagua acontecida en el año 1814.

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Durante la ejecución de la obra de remodelación de la plaza de Los Héroes de Rancagua en el año 2000, se encontró bajo las excavaciones parte de lo que fueron las acequias antiguas del damero fundacional de la ciudad, ubicadas al centro de las calles trazadas de oriente a poniente. Por estas acequias corría el agua y eran utilizadas para evacuar las aguas servidas.

Lo que hoy podemos ver son los surcos encauzados por dos corridas de ladrillos tipo fiscal, artesanal y cocidos, junto a un suelo construido por piedras redondas. Estas acequias fueron construidas entre los años 1795 y 1815, años posteriores al momento en que el español Manso de Velasco ordenara fundar, cercano a pueblo de indio, en el partido de Rancagua, la villa Santa Cruz de Triana, en el año 1743.

La ciudad surge en la Plaza, por tanto es el lugar histórico que se extendió a partir de dos calles o ejes principales, con la particularidad que se generaron desde el centro de la Plaza, constituyen lo que hoy se conoce como la “Cruz de Triana”. Las acequias son los ejes de estas calles. La orientaciòn de las calles era expresamente señalada en un conjunto de regulaciones escritas en "Las leyes de Indias", mandato expreso del rey de España.

Han pasado 6 años desde este hallazgo y hemos visto que estos sitios históricos han pasado tapados por una cubierta de madera precaria, que desarmoniza completamente con la propia remodelación de la Plaza. El municipio ha tenido que enfrentar más de algún juicio de peatones que han caído tras el tropiezo desafortunado.

La buena noticia de hoy es que por fin podemos ver que este lugar de valor histórico está siendo protegido y prontamente culminará la “vitrina in situ” que permitirá su conservación. Realmente valoramos esta acción y agradecemos al señor Alcalde por su acertada visión para poner en valor este lugar. Por cierto deseamos que esta buena práctica sea imitada en otros lugares patrimoniales de nuestra región tales como “Los soles de Malloa”, la casa pintada del río Tinguiririca de San Fernando, el Pucará de la Compañía, la piedra del sol de San Pedro de Alcántara.

Prontamente podremos celebrar a fines de Mayo, mes de valoración en Chile de nuestro patrimonio histórico, un lugar recuperado que por si solo nos cuenta su historia.