Del año 2005 en adelante no habrá en Chile profesor o profesora jefe de cuarto básico que no sienta la presión de que sus pupilos sean evaluados por la prueba SIMCE. Y es que este instrumento, que mide la calidad de los aprendizajes alcanzados por los estudiantes, ganó prestigio como indicador del pulso de nuestra educación.
La polémica que estos días toma color. La oposición denuncia que la reforma educacional es un fracazo y que cada día los alumnos y alumnas saben menos. El gobierno - encabezado por el propio Presidente Lagos - sale a la cancha a defender el proceso en marcha, indicando que los buenos resultados serán más frecuentes.
Ajenos a esta discusión de alta política, un grupo de escuelas de la Provincia Cardenal Caro, están muy contentas con lo realizado.
La Escuela Nóbeles de Chile se encuentra en la localidad de Rinconada de Alcones, de la comuna de Marchigüe. Los 21 niños y niñas que dieron el SIMCE el año pasado alcanzaron un puntaje - en Lenguaje, Matemáticas y Comprensión del Medio - que se empina entre los más altos a nivel nacional. 304 puntos en Lenguaje, 316 en Matemáticas y 309 en Comprensión. Dejaron muy orgullosa a su profesora jefe, Delinda Huerta. "Esperaba que nos fuera bien, pero nunca tanto", fue una de los primeros comentarios que formuló. Esta escuela es, en estos días, el "chiche" de la comuna. Sin embargo no es la única con buenos resultados. La Escuela de Trinidad obtuvo 277,278 y 264 puntos en los subsectores indicados. Esta es una escuela bi docente, trabaja con cursos combinados de primero a sexto básico y es atendidad por los profesores Jeremías Orellana y Ramón Cornejo. Completan los buenos resultados de Marchigüe, los obtenidos por las Escuelas América, El Sauce y Pailimo.
Experimentados en estas lides son los docentes de la Escuela de Pulín, en la comuna de Litueche. Ya el año pasado sacaron un puntaje de connotación nacional en sl SIMCE de los octavos años. Ahora, los cuartos años obtuvieron 270, 265 y 272 en las pruebas aplicadas. Pulin es una escuela super aislada, donde sus docentes sueñan con mejores salas de clases y con tener conectividad a internet.
En la comuna de Paredones, la Escuela de Villa San Pedro - localidad también conocida como El Potrero - sacó un buen resultado tras varios años de simces "negativos". El año 2004 se ianuguró el nuevo local. Más amplio, cómodo y digno para los estudiantes más aislados de la comuna. "Hay puro que hacerle empeño", propuso la presidenta del centro de Padres, cuando se entregaron las nuevas salas. Todos, al parecer, la escucharon. 254, 274 y 268 puntos en el SIMCE son su confirmación.
Todos estos alumnos y alumnas viven en el mundo rural de nuestra región. Básicamente son hijos de campesinos, de temporeros, de dueñas de casa. De personas que suelen hacer una y mil actividades para vivir. Provienen de hogares donde rara vez hay un libro, donde no hay computadoras. Sus padres mayoritariamente tienen escolaridad incompleta. Por lo tanto, los conocimientos que adquieren están, fundamentalmente, en la escuela. De ahí que lo que les entregue el establecimiento y, especialmente, sus profesores y profesoras, no es un tema menor.
¿Qué caracteriza a estos establecimientos y estos docentes?. La seriedad con que actúan. En lo fundamental, ellos se han echo cargo de su rol social. Han sido sistemáticos. Han concluido que deben adecuar los materiales de estudios aportados por el Ministerio, los complementan con sus propios "pirateos" y la búsqueda de materiales nuevos para sus clases. Preguntan a los demás, abren su sala de clase. Han optimizado el uso del tiempo. No se quedan en la queja. Son apasionados y ambiciosos. Creen en sus alumnos y alumnas.
No hay en ellos diseños metodológicos sofisticados. La clave es seriedad, responsabilidad con lo que se hace. Están claritos en que sus chiquillos y chiquillas, al igual que los que asisten a los colegios pagados de nuestro país, son capaces.
Ven que se puede.