You make me feel like I can fly

You make me feel like I can fly

01 Marzo 2006
So high... tan alto nos hizo volar U2 que a ratos parecía una ilusión. Y dio Vértigo, dolor de estómago en la eterna espera y hasta un sentimiento de nervios apretados cuando se escucharon los primeros acordes de City of Blinding Lights.
Darcy Vergara >
authenticated user Corresponsal
So high... tan alto nos hizo volar U2 que a ratos parecía una ilusión. Y dio Vértigo, dolor de estómago en la eterna espera y hasta un sentimiento de nervios apretados cuando se escucharon los primeros acordes de City of Blinding Lights.
Por fin el Estadio Nacional estalló en un gran estruendo cuando Bono, vocalista del cuarteto irlandés, decía: “Oh you look so beautiful tonight”. Vértigo y Elevation provocaron que las ganas y la energía contenidas durante 12 horas de espera se detonaran en cánticos y gritos y que los decibeles del estruendo llegaran al máximo, en especial cuando los 80 mil fanáticos gritaron “¡¡¡catorce!!!”.
U2, el grupo más importante del mundo, hizo lo que el público esperaba: un espectáculo sólo para chilenos, completamente exclusivo, no sólo por el chilenismo utilizado por Bono para saludar a sus fanáticas: “hola, mijitas ricas”, sino porque el espectáculo estuvo cargado de simbolismos.
La imagen de Allende, Pinochet y la declaración de los Derechos Humanos en la pantalla gigante fueron un ejemplo de ello y marcaron uno de los momentos más emotivos de la noche. Pero no fue el único: miles de celulares encendidos se alzaron en la noche capitalina e iluminaron como luciérnagas las cabezas de quienes tarareaban junto a la banda la canción One.
No hubo ataques de quinceañeras histéricas, pero sí corazones apretados y lágrimas en los ojos porque en medio del recital la guitarra de The Edge acompañaba Miss Sarajevo, y en la voz de Bono no se notaba la ausencia de Pavarotti, era difícil creer que lo que teníamos antes los ojos estuviera pasando realmente.
Si alguien se preguntaba si U2 era capaz de superar el concierto de 1998 la respuesta es obvia: lo superaron con creces. Sin duda el dinero gastado, el calor, el hambre, la sed y los apretones fueron olvidados. No podemos estar seguros que la banda irlandesa vuelva a nuestro país, pero algo es cierto: de todos los recitales del Vértigo Tour no hubo otro más emotivo y sincero que el del domingo pasado.
Bono y su banda se lucieron, nos hicieron bailar, gritar y llorar. No por nada Bono interpretó Mothers of the Disappearer en la exclusiva versión en charango a cargo de The Edge.
All I Want is you, nos dijeron para terminar, nosotros todo lo que queremos es que vuelvan.
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